Sin aspavientos

Las cosas sencillas son el pilar que mueve nuestra vida. Muchas veces no nos damos cuenta de ello, la mayoría creemos que los grandes actos, los discursos hinchados, los aspavientos y los gestos notorios es lo importante. Pero realmente todo eso que es notorio, que se ve desde lejos es un conjunto de cosas pequeñas y sencillas que aglutinadas dan una imagen de grandioso.

Cuando ayer oyendo la radio en uno de mis paseos por la piel de toro, escuche esas frases tan grandes, esos actos heroicos, que realmente lo único que hacen es tapar una gran miseria, me fije que las acciones corrientes nadie las describía. Yo al escuchar al comentarista, al oír un discurso manido de un presidente, un aplauso repetido, una explosión de jubilo, imaginaba que la persona homenajeada al salir, miraba a su alrededor, solo por ver que no había roca ni limites ante el, pensé en que mas que el abrazo sincero de los suyos , el acto de respirar al aire libre, el tomar de la mano a sus seres queridos, el sentir el viento en su rostro, todas aquellos actos insignificantes que solemos hacer inconscientemente fue para los mas importante de toda su vida.

Cada día miro a lo lejos esperando ver el horizonte, veo la grandeza, pero muchas veces no me doy cuenta que al mirar a lo lejos no soy consciente de que mis pies pisan una flor, de que mi mirada no repara en lo que tengo a mi lado, de que tal vez una palabra o una palmadita en la espalda puede que fuese mas que una promesa de un país de azúcar y caramelo. Cuantas pequeñas acciones he perdido por querer construir castillos en el horizonte.

Ayer, tras bajarme del coche, pise el suelo asfaltado, mi cabeza estaba en otro lugar, mi cuerpo también, pero mis manos tocaron una gota de agua sobre una planta, y mis ojos como si fuesen catapultados desde lejos volvieron hacia mi, miraron y descubrieron una flor, una flor silvestre encarcelada en un macetero dentro de una ciudad. Despacio como si el momento mágico se fuese a diluir como la niebla, acerque mis ojos para poder deleitarme con su sencillez, lentamente aspire el aroma dulce que tenue y diluido por el humo delos coches.

Estoy cansado de las grandes acciones, cansado de los discursos vacios. Necesito sentir el pequeño roce casual, ardo en deseos de oír palabras sencillas, quiero ver como se recoge un papel tirado y no oír un discurso sobre la contaminación a nivel mundial. Necesito simplificar, ser simple no es malo, ser sencillo menos. ¿Por qué hemos complicado tanto nuestras vidas?
¿Quién me puede dar una respuesta que no tenga más de 10 palabras?

Que vida esta, la verdad sea dicha que tal vez no sea mas que cuestión de tiempo el descubrir que las cosas importantes no son mas que las cosas insignificantes. Pero es un camino que tenemos que seguir todos, es un descubrimiento al que hemos de llegar por nuestros propios medios, aunque luego recordemos que ya nos lo dijeron hace tiempo. Mañana es fin de semana, como casi todos los fines de semana salgo al monte, a limpiar mi alma y mi cuerpo de lo negativo de la semana. Creía que observando las cosas pequeñas era suficiente, pero creo que mañana seré más consciente de otras cosas. El viento frio, el rocío en mi cara, el roce de las espinas de la zarza, el sonido de una gota al caer en el silencio del bosque. El recuerdo de un amigo, la sombra del pasado, el brillo del futuro.

Me gustaría que pudieseis disfrutar tanto como yo espero disfrutar, por lo que no me extiendo mas y deseo que el fin de semana sea diferente para todos, que podamos el lunes volver con renovadas fuerzas al camino del conocimiento de nuestras vidas.