Una ciudad, cien países. Hace unos años hice uno de mis viajes, era un viaje para mí muy ilusionante, porque iba al oeste del oeste. El viaje era profesional, pero desde la distancia podría afirmar que fue la escusa para poder conocer una ciudad, dentro de un país nuevo.
Esa ciudad tiene una de las bahías y puertos naturales más grande del mundo, es desde su descubrimiento una ciudad engañosa, porque la bahía se descubrió desde tierra, por unos frailes o monjes (que no estoy seguro de cómo denominarlos), españoles.
Aquellas buenas gentes se maravillaron del espectáculo de ese mar interior, crearon una misión y le dieron el nombre de su orden.
Han pasado 150 años aproximadamente desde que la descubrieron, y dos o tres desde que yo la vi por vez primera, imagino el asombro de aquellas gentes sencillas, pues yo me asombre.
La ciudad en si misma desde el aire es como todas, eso si con cuadrados perfectos que son sus manzanas, con el caos que supone tener una costa, en el caso de ella dos, la interior y la costa que da a un Océano.
Mi viaje fue accidentado dese el principio, es mas estuvimos a punto de quedarnos en tierra, después de haber planificado el viaje con 2 meses de antelación, después de haber pagado unos billetes de avión. Llegas al mostrador de la aerolínea que no quiero nombrar, y una persona sin especificar sexo (no porque no se viese de que sexo era, que se veía) que esa noche, ha discutido con su pareja, se siente insatisfec@ o estreñid@. Con una sonrisa al principio te dice que hay oberbuquin. ¿ober… que? Respondes con cara de gilipollas, pensando pero esto no me puede pasar a mí. –Mire Vd., bien que el billete esta pagado desde hace 2 meses. – Lo siento así son las cosas; te dice ya sin sonrisa.
Soy una persona educada, pero hay momentos que te gustaría no serlo tanto. Total después de líos, gritos, historias, follones, nos dicen que ya lo han solucionado.
Te montas en el avión, tras 9 horas de vuelo, llegas a la tierra de las oportunidades, tienes que pasar una frontera, con un “simpático” funcionario de apellido García, muy moreno, no le pregunte que bronceador usaba. Todo ello para poder acceder a otro avión que te llevaría a tu destino. Al que llegas justo de tiempo, sino te paras a aclarar que no vas a matar al presidente de su país, que no vas ha cometer actos terroristas, y que no tienes intención de delinquir en su suelo sacrosanto. Yo como buen españolito chapurreo el ingles con acento siux, o comanche, no se muy bien lo del acento. El caso que después de 30 minutos, de no entender nada me dejo pasar a su país y cuando me marchaba en un castellano de puerto rico, me dice el amable funcionario de la Migra Yanqui “Acá nos gusta que sepan chamullar nuestro inglis”. Como recuerdo en esos momento al insigne Don Camilo (el hubiese dicho con un pulcro castellano “va usted a la mierda señor), pero yo seguí y llegue al otro avión.
Del aeropuerto de Nueva York, que se puede decir es la antesala de un país, que como el aeropuerto es grande, inmenso, mal indicado, lleno de sonrisas falsas. Vamos como Barajas pero a lo grande y sin entender si te indican una terminal, o se cagan en tu padre.
Ya ves tu destino cerca, cuando te montas en el segundo avión; Cerca que gracioso, como se nota que es mi primer viaje al oeste del oeste. Aun me quedan 6 horas para llegar a mi destino. El vuelo como otro cualquiera, con la diferencia que vas hacia el dormitorio del sol, que ves un atardecer que dura 4 horas, que al principio esta bien y es bonito eso de los tonos anaranjados, rosas, pero al final te cansa. Te cansa el atardecer, el asiento, el tío que tienes en tu asiento de al lado; te cansa los auxiliares de vuelo que no entienden cuando le pides en tú ingles con acento un sándwich y una Coca-Cola, Porque allí es coke, mierda idioma.
Se hace de noche y escuchas por la megafonía del avión lo que crees es que en media hora aterrizas, que tiempo es bueno, que no olvides tus bages (maletas), que esperan volver a verte (tu piensas ni en pintura). Y llegas o eso crees porque eso os lo contare mañana, que si empezó la verdadera odisea de mi viaje….
No hay comentarios:
Publicar un comentario