martes, 3 de agosto de 2010

Otra vuelta de tuerca

Sentado a la fresca sombra de un árbol, mi frente sudorosa, mis pies doloridos, miro el camino. Miro el recorrido por mí desde que empezó mi vida, un camino conocido, un camino en el que descubro matices que el tiempo me hace ver, pequeñas cosas que podían haberme llevado por otros rumbos. Un conjunto de errores y aciertos que fruto de azar, de la experiencia, de la desconfianza, del miedo o de los tabús impuestos por la educación; hacen de mi la persona que soy, la que sentada disfruta de todo lo que le rodea.

Ahora miro el camino que aun me queda por recorrer, veo la cima, aquel enigma que todos tenemos, que todos intentamos descubrir, quiero saber que hay allí arriba, tal vez me decepcione. Tanto esfuerzo para llegar o puede que allí halle las respuestas a las preguntas que aun no he sabido responderme, respuestas que muchas veces preguntando se solucionarían, pero que en nuestra condición de seres humanos no queremos oír, porque en el fondo es la curiosidad la que ha hecho que el hombre de un paso mas siempre.

La vida es un instante o una eternidad, son mil pasos en silencio, o una carrera alocada, es una montaña que queremos escalar, porque nuestras fuerzas nos lo permiten, pero que cuando hemos llegado a la cima, nos damos cuenta que a lo lejos se ve otra montaña aun mas alta y mas lejana. Una montaña que descubrimos que ya esta fuera del alcance de nuestras fuerza, también miramos hacia atrás, vemos un valle, y miramos hacia delante descubriendo un paisaje similar.

Muchos se quieren quedar allí, porque no ven porque tienen que avanzar hacia un valle similar al que han dejado, otros intenta volver sobre sus pasos, pero se dan cuenta que por donde se sube ya no se puede bajar. Otros simplemente agotadas sus fuerzas, son empujados por un viento del que no pueden zafarse, un viento que les zarandea, que les lleva hacia donde el nunca iría, una corriente destructiva que les empuja hacia precipicios, hacia callejones sin salida. Otros seguimos luchando, seguimos andando por esos valles que son calcos unos de otros, pero como todas las copias de papel carbón, todas son diferentes.

Yo ahora sentado, relajado, meditando, con mis ojos fijos en una pequeña flor, con mis oídos atentos al sonido del viento, al rumor del cercano arroyo, descubriendo las notas de trinos lejanos, de susurros. Pienso en si subir la cima, o bordear la montaña. Muchos dirían que es el mismo resultado, otros que aunque llegues al mismo sitio puede que la perspectiva de ir por el bosque no me deje ver los arboles, otros simplemente al ver la ladera intentarían cambiar de rumbo su camino. Yo soy muy tozudo, se que en la cima no encontrare las respuestas, se que el esfuerzo tal vez no sea compensado por el premio, tal vez si hubiese cambiado de rumbo en la ultima montaña mi vida hubiese sido mas placentera.

Solo me impulsa el seguir caminando los pequeños detalles que me van haciendo que tanto andar valga la pena. No tengo prisa, por eso cada día camino menos trecho, por eso cada día aprecio mas el camino que recorro, últimamente miro mucho hacia atrás, no porque me arrepienta de lo andado, miro atrás para ver los errores, para ver los detalles desde otra perspectiva, lo hago para evitar volver a equivocarme. Cada día que pasa es un día más que me regala el poder avanzar por el sendero de mi vida. Mi sendero puede que ya lo anduviesen antes que yo, pero yo voy haciendo uno diferente del marcado. Soy una copia imperfecta de papel, llena de borrones y manchas. Como el resto de las copias me creo único y la verdad es que todos somos iguales, pero con matices.

Bueno hoy es un día de andar poco y de pensar mucho, es otra vuelta de tuerca. Esto no significa que la tensión de esa vuelta me atenace mas, las turcas como todo tienen dos sentidos, ahora he de descubrir hacia donde ha girado esta vez. Miro al otro lado del camino, descubro que entre la espesura hay una pequeña senda, se ve muy tupido sus borde, puede que haga mucho tiempo que nadie la transita, a lo mejor es porque no lleva a ningún sitio, o porque su dificultad es mucha para ir por ella. A mi me tienta (siempre me perderá mi curiosidad) nunca me ha asustado lo desconocido, ni lo difícil.

Estoy a gusto sentado a la fresca sombra de este árbol, noto su piel dura y rugosa contra mi espalda., la vida que le recorre es una vida pausada, pero es una vida anclada también. Bebo agua fresca, tomo un trozo de fruta que he recogido en unos arboles silvestres. Tal vez hoy aunque he andado poco, merezca la pena pararme aquí, mañana cuando el sol apunte por detrás del horizonte decidirán mis pies la dirección. Hoy he decido que esta fresca sombra es el final de mi etapa.

2 comentarios: