miércoles, 30 de diciembre de 2009

A las doce y con cuartos

A la rueda, rueda de radios azules.
Al pasito, paso de largas zancadas
A la palma, palma de alegres canciones
A la una, dos y tres que todo se acaba

Ya el calendario se va agotando,
Ya mañana jueves se acaba este año
Ya la mañanita que anuncia la tarde
Ya las campanadas nos vienen sonando

Y las doce uvas con los atragantos
Y las copichuelas con tanto abrazo
Y tantos deseos para dentro un rato

Feliz que se acaba, feliz que ya empieza
A todos vosotros con mi corazón
Feliz año nuevo, que sea mejor.


lunes, 28 de diciembre de 2009

El guardian

El bosque estaba vestido de musgos y líquenes, parecía un árbol de navidad con sus espumillones y bolas de colores. Fuera del sendero las sombras tomaban posesión de la totalidad del terreno, solo permitían vislumbrar entre la maraña de la vegetación algún tímido rayo de luz que se filtraba desde la cúpula que se alzaba por doquier, sustentada por las columnas de troncos centenarios.

El sendero mil veces ollado por mil pies distintos, corría blanco y bien definido por entre las zarzas, la madreselva, las hiedras de hojas brillantes como de cera. Los arboles, y arbustos habían construido a su alrededor un túnel, que parecía había sido cincelado por un picapedrero de lo compacto y bien formado que era. Había zonas donde se abría en forma de sala, o se achicaba para que tuvieses que pasar agachado como reverenciando a la madre de ese bosque.

Decían de ella que era tan bella y con unos ojos tan profundos que quien la veía nunca mas amaría a otra mujer, era mágica y etérea, solo se mostraba a quien era digno , honrado y de corazón puro, era dulce y salvaje, madre, amante y guerrera. Ella era hija del atardecer y del manantial más puro, era del pueblo que nunca envejecía. Tan antigua como el bosque, tan joven como los brotes nuevos de la próxima primavera.

Nadie osaba levantar la voz, todos viajaban en silencio y apesadumbrados, con miedo a que la señora se molestase por su presencia y cambiase el orden de los arboles y los senderos, todos escuchaban su canto, su melodía de vida, el trino de miles de pájaros, el susurro de arroyos y manantiales, el siseo que producían miles de hojas y ramas al rozarse.

Todos andaban presurosos, intentando atravesar el bosque lo antes posible, todos excepto un pequeño que se iba retrasando en cada curva, con cada flor, en cada hueco de la vegetación, iba imitando los sonidos de los pájaros, los gruñidos que a lo lejos como un eco hacían los animales misteriosos que la sombra, ocultaban, todos menos el querían salir rápido de allí. El que nunca conoció a su madre deseaba ver a la señora, sentir el aliento cálido, notar en su cuerpo los brazos de una mujer que le abrazasen, no las manos aperas que le agarraban de continuo, para obligarle a trabajar.

En su corazón notaba que pertenecía a ese sitio, que de tras de la espesura brillaría la luz, que los colores del bosque serian como el vestido de la Dama. Imaginaba su pelo del color del trigo maduro, sus ojos ambarinos y profundos, su olor lleno de matices, cada día uno nuevo, hoy a flores, mañana a tierra húmeda, al otro a nieve recién caída. El sabia que algún día la dama le abriría la puerta del sendero que llevaba a su reino, seria su paladín, su defensor.

La dama siempre observaba, no con los ojos de los hombres, con los ojos elficos que hacían ver el corazón de los seres, el alma de los hombres. Sabia que todos los que la buscaban tenían en su corazón una petición egoísta, siempre pedían para ellos, nunca para los demás, nunca venia a visitarla por el sencillo echo de sentir el placer de la compañía de otro ser. Todos los corazones tenían siempre la mancha verde del egoísmo. Bueno en todas las generaciones que ella había visto pasar siempre había algún corazón que pasaba por ese sendero con una mancha azul, la mancha de la esperanza y de la bondad. Mucho, casi todos pasaban de largo, tenían miedo a las leyendas que otros hombres habían difundido de ella.

Algunos se desviaban del camino, quedando enamorados al verla, no pidiendo nada, entregándole la vida y su corazón. Ellos vivían su tiempo escaso a su lado, descubriendo las maravillas que ella les ofrecía, No envejecían, y el día que el destino marcaba como su ultimo día, morían jóvenes como hombres pero dormidos, y soñando con ser arboles cuidados por la Mística dama. Así soñarían eternamente, pues de cada ser que se unió a la Dama Oscura, nacía un árbol que nunca seria tocado por el fuego, ni por los rayos, que serian los pilares de su palacio arbóreo.

El niño que vio, tenia el corazón tan azul como el de su pueblo, en el no se veía ninguna mancha azul, solo se veía el azul de la esperanza. Ella que nunca mostraba emociones, se sintió embargada por la sorpresa, el deseo, la necesidad de sentir un corazón como el suyo. Ella no recordaba como eran los seres de su especie, tanto tiempo llevaba aislada en aquel bosque.

Abrió la puerta del bosque, dejando que el niño entrase por ese sendero nuevo, blanco y plateado, con azaleas, jazmines, rosas silvestres, arándanos, y fresas. Con un cielo azul y dorado, con sauces como guardianes del camino y un arrollo de aguas cristalinas corriendo paralelo a el. Llego a un claro, con arboles gigantes, con luz de colores, con hierba mullida como si de una alfombra se tratase, y al fondo, sentada en el árbol mas grande de todos estaba ella la reina de la umbría. Ella era luz, ella era color, ella era todos los olores del bosque. Vestida con flores y hojas, con un cinturón de niebla, con una corona de roció, su mirada profunda, se uno con la del niño, que conforme iba avanzando por el salón formado por los arboles se transformaba en un ser bello, esbelto, atemporal, un ser como la dama, un ser de otro tiempo. Se transformaba en el consorte de la dama, su compañero, pues ese era el destino de un corazón puro como el suyo. Los elfos no eran otra raza, eran la misma que los hombres, pero tan limpios de espíritu que la Madre naturaleza los elegía para poder cuidad de todos sus hijos.

Los eones pasaron, y el bosque siguió, desde entonces no solo había una dama. Desde entonces había un guardián, compañero de la Mística dama de ojos Oscuros, desde entonces en el bosque se escuchan risas, poemas y canciones. Ya no asusta tanto atravesar el bosque.

domingo, 27 de diciembre de 2009

La calle en silencio

Hoy mi camino me esta acercando aun pueblo abandonado, lo veo a lo lejos aun, pero se que esta muerto, de sus chimeneas no sale humo, no se escucha mas que el sonido de mis paso, no oigo ladridos de perros, ruido de gente, ecos de vida.
Me hace sentir triste, inventar en mi cabeza mil historias de porque ha pasado. Me acongoja pasar por la primera casa, y ver su tejado medio caído, los postigos de sus ventanas y puertas arrancados. La imagen que acude a mi mente es la del cráneo de un cadáver, carente de carne, carente del alma que son sus habitantes. Veo un largo banco que corre pegado a la fachada, imagino a sus habitantes antaño sentados haciendo sus labores, hablando, contemplando el camino para ver si venia un viajero. Pienso en la cantidad de vivencia que sobre ese banco se han desarrollado.

Amores, duelos y llantos, comadreos, decisiones importantes, decisiones vánales. Cuantas noches de canícula ha servido para ver las estrellas, cuantas noches ha servido para sin decir nada se decía todo. Se que fue lo ultimo que utilizaron los habitantes de ese montón de escombros antes de irse. Apoyaron el bulto con sus pertenencias, cerraron con llave la puerta que hoy esta ausente, de la que hoy solo quedan algunos trozos de cerco y algún tabla negra y podrida por el suelo. Fue la ultima mirada de ellos alejándose por el camino por el cual desando su marcha, huida, destierro, mudanza. Imagino que un pueblo como un ser humano termina muriendo, que al final le faltan las fuerzas, que llega al final de su existencia cuando su sabia que son sus pobladores se van o se mueren, o tal vez envejecen.

He visto tantos pueblos agonizando, tanta tristeza en sus pocos moradores, tanta ilusión y amabilidad, como intentando seducir al viajero, para que se quede, para que con su estancia, con su aportación, con su sangre alargue la vida del pueblo.

He hablado con muchos últimos habitantes de pueblos que estaban tocados de la enfermedad del olvido, todos me dicen que no están tristes por que sepan que ya son viejos, que se morirán pronto, que lo que les duele, que los que les hace sentir amargura es saber que en sus calle, en sus plazas en sus rincones, nunca mas nadie reirá, amara, peleara, luchara contra un mal año del campo, celebrara un nuevo nacimiento. Quien tocara las campanas de la iglesia para anunciar su muerte, quien recordara lo que paso, lo que fue. La ilusión de sus ojos, su amabilidad contigo, el intento de seducirte para que seas tu el ultimo y no él; no es egoísmo, es el deseo de todo ser humano de perpetuar su recuerdo.

En mi viaje he pasado por pueblos rehabilitados, pueblos abandonados que han sido reconstruidos, pero que al fin y al cabo no son el pueblo que hacia X años se quedo deshabitado, es un nuevo pueblo con nombre viejo. Es como ocurre con las ruinas que se encuentran cuando se hace un edifico nuevo. Se cubre con escombros el pasado. Se olvida que en esa calle jugo un niño con un aro de metal, o que en aquella reja tapados por una manta dos amantes se prodigaban su amor atreves de los barrotes.

He de seguir caminando, no es buen lugar un pueblo abandonado para pasar la noche, terminaría embrujándome, atrayéndome, seduciéndome. Si me quedase seria yo el que echase escombros sobre un recuerdo. De esta manera, abandonado, sus piedras caídas, sus calles desiertas, son como las lapidas de un cementerio, solo se sabe su nombre, cuando nació, cuando acabo allí, pero es el pueblo abandonado.

sábado, 26 de diciembre de 2009

Las semillas mágicas

La semilla que tiempo atrás sembró con esperanza , empezó a romper la costra reseca de su prisión, el niño asombrado porque esa mañana vio en su tiesto como una serpiente verde pugnaba por salir de dentro de la tierra, corrió con la maceta en la mano para poder enseñársela a todos. No sabia que tipo de planta seria, si seria comestible, pero sabia que si la hacia crecer y crecer, llegaría a las nubes como el cuento que había oído de la boca de su abuelo, y que allí en el cielo, mas arriba de las nubes estaba un castillo de un gigante. Eso tenia que ser verdad porque el había oído como arrastraba los muebles en tiempo de tormenta.

La maceta era de barro cocido, la tierra la habían cogido del jardín que había al final de la calle, la semilla se la había dado su abuelo, era mágica, era una semilla de sueño y fantasía, eso decía su abuelo, y su abuelo era muy listo. Su abuelo siempre acertaba con las cosas, además sabia tantos cuentos, tantas historias. Su abuelo también era un gigante, pero estaba arrugado porque no podía bañarse mucho. Si se metiese mucho en el agua se hincharía como los garbanzos, y crecería, creceria y seria de nuevo un gigante, a el ya le parecía un gigante. Por eso cuando se le caía agua encima el corría con un trapo para secarle (no fuese a ser que creciese y llenase toda la casa aplastándome).

La vida era simple en aquella época, todo era una cosa u otra, no había medias tintas, todo era verdad o mentira. La mente aun no desarrollada, no educada, no contaminada del rapaz, solo tenía dos caminos en cada cuestión. Si ó no. Blanco ó negro. Verdad ó mentira. Bueno ó malo.

Todo es sencillo, pero se complica, la semilla creció, la planta se seco, sin alcanzar las nubes, las desilusiones llegaron. El abuelo según dijeron un día sus padres salió a pasear y con tan mala suerte que el gigante que vivía en las nubes y movía los muebles hizo que cállese una tromba de agua, empapándole haciendo que sus arrugas desaparecieran y se convirtió en otro gigante: Según papa y mama subió al cielo, porque en casa ya no podía vivir.

Yo he mirado muchas veces cuando hay tormenta, haber si los veo mover los muebles, haber si veo a mi abuelo allí mirándome, sonriéndome, siempre espero que esta vez las judías mágicas agarren bien, y produzcan una planta que me permita ver de nuevo a mi abuelo querido. Mi padre me dijo que el también se estaba convirtiendo en un gigante. ¡Claro yo no le creía!, entonces me enseño una arrugas que tenia en las manos y me convencí.

En mi familia todos somos gigantes, todos crecemos, crecemos y luego para poder vivir en nuestras casas nos arrugamos, nos arrugamos, lo único que no tenemos que hacer cuando estamos arrugados del todo; es salir cuando mueven los muebles los gigantes. Porque sin nos mojamos subiremos ha vivir con ellos.

Sabéis una cosa, yo quiero arrugarme y cuando llueva me iré a pasear porque quiero volver a ver a mi abuelo.

viernes, 25 de diciembre de 2009

NANA

Arrorró, arrorró, arrorró
Corazón no te asustes
Arrorró, arrorró, arrorró
Corazón no me llores
Toma dulces de limón
Toma dulces de canela

Y mañana descanso
Y pasado también
Y mañana no sueño
¿Y pasado que sueño?
Pajarito que has trinado
Pajarito remolón
Trina alto con cadencia
Alegrando mi corazón

Arrorró, arrorró, arrorró
Corazón no te asustes
Arrorró, arrorró, arrorró
Corazón no me llores
Toma dulces de limón
Toma dulces de canela

Duerme, duerme
Calla, calla
La mañana te acuna
¿Y la luna?
La luna envidiosa
Enfadada se ha marchado

Arrorró, arrorró, arrorró
Corazón no te asustes
Arrorró, arrorró, arrorró
Corazón no me llores
Toma dulces de limón
Toma dulces de canela

Y mañana descanso
Pero ahora te abrazo
Y pasado también
Pero ahora te beso
Y mañana no sueño
Sueña tú mi bien
¿Y pasado que sueño?

Arrorró, arrorró, arrorró
Corazón no te asustes
Arrorró, arrorró, arrorró
Corazón no me llores
Toma dulces de limón
Toma dulces de canela

El silencio se rompe
Con las gotas de lluvia
Toca el tambor despacito
Acompaña al pajarito
Una nana pa mi niño
De sonido de cariño
Una nana pa mi niña
De la vida sinfonía

Arrorró, arrorró, arrorró
Corazón no te asustes
Arrorró, arrorró, arrorró
Corazón no me llores
Toma dulces de limón
Toma dulces de canela
Arrorró, arrorró

jueves, 24 de diciembre de 2009

Perfume de fuego

Piedra, latido; latido, piedra
Suspiro, agua; agua, suspiro
Madera, piel; piel, madera
Sangre, fuego; fuego, sangre.

Todo son notas de esta partitura
Renglones de la canción de este día
Tambores de la lejanía
Relatos y olores de la fruta madura

Cuento mil segundos en cada minuto
Vivo siglo y medio en cada latido
Muero sin morir en cada vida.
Larga amanecida sin día venido
Tarde eterna del ocaso diario
Luna de verano cubierta de nieve
Sol de primavera de rayos de tormenta

Negro sobre ceniza azul, de estrella caída
Blanco nacarado, de pelados huesos
Arcoíris monótono cían y violeta
Olor templado de deseo calmado,
por mis ojos, en la distancia perdidos
de tus labios pegados a los míos,
de mis manos en tu pecho.


La escalera de caracol

Que duro es crecer, pero mas duro es entender los cambios que se agolpan en la puerta sin anunciarse, sin explicarte que por mucho que quieras ser Peter Pan, al final siempre tendrás que terminar siendo el Señor Pedro Sarten.

Duele: Duele el ver que los que antes eran gigantes son como tú, que los que eran como tu ahora son mas frágiles. Siempre he pensado que nuestro corazón es un musculo que no siente el dolor físico, pero sensible al dolor del alma. Somos como un trozo de madera, el cuchillo de la vida va sacando de su interior una escultura, a veces muy bella, a veces grotesca, pero esa figura cuando tiene la forma esta llena de astillas, espinas, grietas. El tiempo, la experiencia, el dolor, el amor, la mentira, el odio, la gratitud, la luz y las sombras; son una lija que va perfilando y limpiando esas imperfecciones.

La figura grotesca puede que con ese fino trabajo de ebanistería saque toda la belleza que esconde sus dobleces, sus grietas, sus vetas. La figura bella la que todos admiraron cuando al ser desbastada revelo una madera fina sin grietas sin vetas sin imperfecciones también puede esconder tras el refinado un corazón blando y podrido. Entonces cambian las tornas, cambia la mirada, cambia la vida, esa madera termina siendo un desecho que alimenta la hoguera de la sociedad. Es tan común, tan vulgar, con tampoco interés.

La raíz retorcida y grotesca, se conserva, se alimenta, se sigue puliendo y sacando detalles. La madera que era lisa y con el corazón de esponja al final se diluye, se pierde. Sin embargo de esa madera siempre se puede aprovechar algo, si la desechamos del todo y la damos por perdida, perderemos la posibilidad de descubrir los nudos y las volutas que adornan, que pueden admirar, el todo puede que no diga nada, pero las partes si son un universo. En otras ocasiones he dicho que las cosas pequeñas son las cosas importantes, este es un ejemplo.

Tan grande es el tronco del que salimos, como la cantidad de desechos que deja el artesano de nuestro destino al tallarnos. Los montones de viruta, el serrín, la corteza, todo se puede reutilizar, todo son enseñanzas y experiencias que la vida barre y hace que se olvide. Pero que nosotros tenemos la obligación de recordar. Siempre decimos no hagas eso, ¡que es malo! ¡Que esta prohibido! ¡Te vas ha hacer daño! Lo dices porque tú viste que no era bueno, que dolía, que lo que estaba cerrado con llave no era el paraíso era el infierno. Pero todos y todas las generaciones lo hacemos, no sabemos trasmitirlo a la nueva. O será que necesitamos sentir la lima de nuestros errores para darnos cuenta de lo que estamos avisados.

Puede que la generación que nos esta reemplazando logre trasmitirlo a la siguiente. Je, Je, Je; no es una risa irónica es una sonrisa pensando que eso mismo pensaría mi padre y mi abuelo, y creo que lo pensaran mis hijos cuando piensen en los suyos.

La vida es un círculo cerrado, o mejor una escalera de caracol sin principio, sin fin, sin descansillos para que podamos detenernos. Miramos hacia abajo, y vemos los que suben, y la oscuridad de la incertidumbre del futuro, miramos adelante empujando al que nos precede. La parte de arriba de la escalera si es clara y concisa, llena de neblina la neblina del olvido, pero hay luz, por eso subimos huyendo de la oscuridad. El hombre como individuo huye hacia el pasado.

Hoy la escalera tiene peldaños nuevos, muy gastados, porque alguien ya los piso, pero nuevos para mi, los peldaños de la adolescencia de mis hijos.

Dios porque no escucharía a mis padres mas atentamente cuando ellos pasaron por aquí.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

El camino del rio

Hoy estoy parado en una bifurcación, el camino que baja hacia el río, me atrae, esta bien cuidado, no se ven zarzas, no tiene baches en su firme, la pendiente es suave, el paisaje relajante, pero es paisaje aunque bonito ya lo he visto muchas veces. El otro el que corre por la ladera, entre riscos, piedras, arboles sueltos, tiene peor aspecto, rocas y baches, una cuesta pronunciada con una cuesta que se pierde entre dos rocas majestuosas, la vegetación invade sin consideración el terreno mal desbrozado del camino. Me atrae lo que encontrare tras las rocas.

El camino es como la vida, tendemos a coger el camino fácil, rehuimos el camino difícil, aunque sepamos que tras el horizonte siempre encontraras por el fácil, la misma llanura. Lo sencillo a veces es lo mas complicado, porque la carga de ese camino ya la conoces, sabes su peso, sabes sus cuestas, sus paisajes mil veces recorridos. Y la monotonía al final hace que acampes y te instales al borde del camino, dejes tu mochila, tu bastón y en vez de ver nuevos caminos. Te sientas en la puerta a ver nuevos viajeros, a suplicar que te cuenten nuevos paisajes.

Todavía creo que no es mi tiempo de acampar, aun quiero ser yo el que cuente los nuevos horizontes, aun soporto el paseo con el peso del camino conocido, también hay sorpresas en ese camino. No de paisaje, pero si de personajes.
Aun dudo, mis reflexiones me hacen sentir la inquietud de dejarme seducir, de volver a levantarme e iniciar mi deambular, sin un rumbo fijo, a la espera de nuevas sorpresas, la lluvia moja mi cara, mi cuerpo, cala mis huesos. Siento nostalgia. Eso cala más que el agua.

Pienso en voz alta, porque no, hoy bajemos por el río, sentemos un rato a contar los nuevos parajes, los ríos vadeados, los barrancos saltados. Calentarnos juntos en la lumbre, oír los relatos de ese extraño de sus parajes, de sus ríos de sus amaneceres. Compartir mis escasas viandas con su caldo caliente que cuelga de una olla de hierro viejo sobre la chimenea de piedra. Dejar pasar el tiempo, dejarle que te adelante de nuevo.

Hoy me sentare y descansare, pensando en acometer mañana un nuevo camino, saliéndome del sendero fácil, iniciando la escalada hacia el otro lado de la montaña, siguiendo al sol, en su huida continua.
Mañana, hoy queda muy lejana mañana.
Hoy quiero sentir como se seca mi ropa, mi cuerpo, mis huesos.
Mi melancolía.

martes, 22 de diciembre de 2009

La mañana que todo empieza

Hoy es el día, salto de la cama enfundado en un pijama de invierno de mil colores, descalzo corro a la cama de mis padres. Tiro de ellos.” deprisa, deprisa”, voy al salón, me siento en cuclillas ante la pantalla de la televisión esperando después de pulsar el botón de encendido que se caliente el tubo de imagen y broten las imágenes maravillosas en blanco y negro.

Solo se ve la carta de ajuste, y música rollo de iglesias, son los primeros compases que hacían que un niño supiese que hoy empezaba todo. Tu madre se acerca a ti, con las zapatillas de felpa, te las pone en los pies desnudos, la bata, y un cojín. Oyes sin escuchar: Pedro aun es muy temprano ven a la cama con nosotros, te prometo que cuando empiece papa te llama.

Te metes en la cama entre tus padres, preguntando cada 30 segundos cuanto falta, tu padre cada 30 segundos te contesta 5 minutos, tu no te lo crees, porque aunque no sabes aun contar bien, si sabes que son los mismo 5 minutos que te han dicho hace 5 veces, y eso no puede ser. Al final tras la 10 vez que le preguntas a tu padre, ya cansado se levanta, y te lleva en brazos al salón, te sienta en sus rodillas esperando que la televisión se vuelva a encender. El sonido de la electricidad, y el color blanco de la pantalla da paso a un montón de seres que se mueven por un escenario. Tú aplaudes por ese ballet sincronizado, esperas ansioso. Mientras Mama en la cocina, calienta en el cazo de porcelana rojo ingles, con interior azul con puntitos, “lo ultimo del menaje para la mujer moderna”, la leche para mi cacao, para el café (que no era café, era malta tostada), Pone la sartén con un poco de aceite y fríe los picatostes. ¡Ese olor a pan frito!

En la televisión después de una letanía de comprobaciones, De normas que eran inteligibles para mi pequeño entendimiento, veo aparecer el objeto de mis deseos, de mi ilusión de niño, el símbolo del inicio de todo. Una lluvia de tintineos, luego otra como un pequeño chaparrón, después el sonido de mil canicas. Y el canturreo arrullador, el soniquete cansino, el continuo, preguntar a Papa: ¿es el tuyo? La sonrisa que el ocultaba, La sonrisa de mi madre con la bandeja de vasos humeantes de cristal irrompible, el plato de picatostes con azúcar por encima. Mi cara que imagino, ahora después de ver la de mis hijos.

Lo importante no era la lotería, lo importante era que habían empezado las fiestas, de los dulces, de los regalos, de ver a los primos, abuelos, de los deseos, la carta a los reyes magos, el portarse bien(al menos un poco mejor) La edad de la inocencia, la edad de la ilusión, corrían paralelas al sonido de los niños vestidos de negro y gris, paralelos al sonido como una nana que hacia que terminase dormido en los brazos de mi padre. Que hacia que me despertase con el sonido del premio gordo. Aunque a mi realmente ya no me importaba la lotería.

Hoy miro desde la distancia de los años aquellas Navidades Felices. No eran blancas navidades, casi nunca te traían los reyes lo que habías pedido, no había mesas repletas de marisco, ni de jabugo, pero había ilusión a raudales, había amor, había deseos reales. Todo como dije antes pasa, queda el destello de esa ilusión cuando tus hijos son pequeños, pero en cuanto la magia desaparece solo esperas que las fiestas pasen. Tal vez esperando a que llegue el momento de ser abuelo, y tener de nuevo en tus rodillas un 22 de diciembre un pequeñajo que se quede dormido como tu hiciste hace tanto tiempo. Volver a verte en aquel proyecto de hombre o mujer minúsculo. Recordar, el aroma del cacao y los picatostes.

Y poder desear a todos de corazón Felices Fiestas que el espíritu de nuestra niñez nos invada, que dejemos a un lado el dolor de los seres queridos que ya no están en persona, pero si en nosotros, que dejemos pasar el presente para vivir en el pasado un futuro mejor, ese futuro que todos recordamos, que todos añoramos. El futuro que soñamos a los 6 años.

Besos a todos, Felices fiestas.

lunes, 21 de diciembre de 2009

La calma

Cuando llega la calma, al final de la calma. Parece ser que la calma siempre es un estado transitorio, pasajero, efímero entre dos periodos de tumulto, de tormenta, de odio.
Nunca hablamos de la calma nada más que para resaltar que se aproxima un problema, que ha terminado una guerra. Al tiempo entre las dos guerras mundiales se la llego a denominar la tensa calma. Somos seres amantes de la revuelta, de la rebeldía, de la revolución. Y no digo que eso sea malo, gracias a esa inquietud el ser humano ha avanzado en su desarrollo. Pero a costa de que. Yo me pregunto ¿No hubiésemos llegado a donde estamos sin tanta crueldad?
¿No seriamos más sabios si hubiese habido una calma que hubiese durado más tiempo?
¿Qué hubiese sido del ser humano? si después de la primera discusión, muerte, guerra. Hubiese mirado atrás pensando en como evitar la próxima vez esos errores, acaso el tiempo que utilizo el guerrero en pensar un arma mas potente lo hubiese utilizado en pensar un método para alimentar a su pueblo no hubiese surtido mas efecto, nos hubiese echo mas sabios, mas sensatos.

Había un país en el oriente al que llamaban el reino de los 1000 años de paz. Dejo de serlo, ahora lleva casi 600 años de guerra y el ultimo medio siglo ni siquiera es un país son dos.
No aprendemos, no queremos aprender. Esperamos siempre. Pero no sabemos que, lo único que si sabemos es que por principio no estamos de acuerdo. ¿Por qué? Pues porque no lo hemos pensado nosotros, por que queremos ser siempre el centro del mundo, el nomber one, de las ideas, el máster del universo. O simplemente porque nunca leemos todo el prospecto de la medicina.

¿Somos Homos Sapiens? ¿O somos hombres individualistas? No se cada día me lo planteo mas, el hombre no esta echo para vivir en comunidad, en sociedad. Acatamos las leyes, pero no las aceptamos. Asentimos con la cabeza, mientras pensamos no te lo crees ni tu. Ayudamos con una mano, mientras afilamos la espada con la otra.
Estas épocas que son para algunos fechas de hermandad, de amor, de felicidad. Son una calma entre la tormenta de la vergüenza, del odio, de la envidia. Estamos acostumbrados a la rutina de la paz y el amor. Pero si hasta los nombres son falsos. “noche Buena” Alguien le pregunto a María si esa noche de parto y dolor fue buena. Se nota que la historia la escribimos los hombres. Y luego ¿que celebramos? ¿El final de un año? o ¿el principio de otro? O tal vez la incertidumbre, el miedo a que se acaben las fiestas, la magia la ilusión, y llegue la realidad, los pagos, el colegio, el trabajo, la guerra, el odio, las criticas.

Alguien me dijo que era un demagogo. Puede ser, pero mejor ser un demagogo que ser una persona impasible, que solo mira la metafísica, la realidad. Yo sueño, la utopía es bonita, el hablar de ella mas. Si ser demagogo es creer que lo irrealizable se puede realizar yo lo soy. Pienso que una pequeña acción es comienzo de una revolución, pero no quiero una revolución exprés, no quiero una revolución de sangre, no quiero una de flores (son bonitas pero muchas tienen espinas), quiero una revolución de gestos.

Cuando en el mar en calma, tiras una piedra provocas ondas que pueden llegar a ser un maremoto. “Lo llaman efecto Mariposa”, me gusta el nombre de este efecto, ¿porque no? Dejemos que sus alas creen un huracán que nos limpie de los paréntesis que encierran las calmas.

domingo, 20 de diciembre de 2009

Nubes de Palabras

Nubes cargadas de palabras
Descargan su lluvia de letras
En mi mentes seca y ansiosa de ideas.
Las abono con tu ser y tu recuerdo
Nacen plantas de frases inacabadas
Canciones de deseos no escritos
Sueños de caricias no entregadas

Nubes cargadas de recuerdo
Como tormentas de verano
Inundan el caudal de mi cabeza
Anegan la mirada del futuro
Rompen los diques del presente
Apagan el fuego de mis manos
Vapor de relatos inconclusos

Nubes negras de pesares
Pasan de largo sin mancharme
El viento de tu alegría las aleja
Se hace jirones con tu sonido
Se limpian de presagios y temores
Se pierden en el horizonte distante
Dejan paso a otras nubes de otros días

Nubes, nieblas, neblinas y rocío
Sol, luna, estrellas y besos
Días, horas, minutos y segundos
Poemas, frases, palabras y letras
Noche, tarde, día y amanecer
Roca, tierra, agua y barro
Todo hace un cóctel que eres tú.

La ventana

La fluorescencia de la pantalla, me hace mirar el paisaje que tengo en ella, como una ventana al mundo exterior. Me invita a entrar, a sentir la luz, a olvidar la frialdad de la electricidad. Me seduce con el olor de la sal, mi cerebro imagina al ver el mar. Mi alma me arrastra para que sienta en mi cara la brisa refrescada por las minúsculas gotas de agua, que arranca cuando las olas al romper, se convierten en espuma blanca.

Dentro de mis zapatos, amordazados por los calcetines, siento o mejor sueño con notar el calor abrasador de la fina arena blanca. Mi piel suplica escondida entre cien capas de ropa, que la amnistié, que la libere, para poder conjugarse con el calor que se aprecia en la imagen estática. Imagen que yo trasformo en la fantasía de mi cerebro cansado, en mil dimensiones., en mil sensaciones., en mil y una emoción.

Los sabores y olores se mezclan hasta formar una sensación nueva diferente indescriptible, el tacto y la vista se unen para sentir en la piel la luz, el azul del horizonte, el blanco de la espuma. El sonido y la imaginación, te hacen oír música en el viento, voces en las olas.
Cuando abro los ojos ya no estoy delante del ordenador viendo la fotografía de la pantalla, estoy en la fotografía de la pantalla. Miro a través de ella, veo el gris de la ciudad amaneciendo, el gris sucio y manchado por miles de coches, de miles de papeles, de miles de personas que van cabizbajas, con pensamientos grises, igual que yo antes de entrar en la fotografía, Les llamo para invitarles a que vengan a la arena, a pasear por el horizonte, a mojarse los pies desnudos en la orilla de la playa. No me oyen, no me ven, no me sienten.

Decido mirar el mar. Me siento. Sujeto mis rodillas con mis brazos, triste sustituto de un abrazo a otro cuerpo. Estoy a gusto pero no siento alegría. No siento alegría, porque no he podio hacer que pasasen a este lado los caminantes malhumorados a los que he llamado. De repente, poco a poco, a mi lado siento como se va materializando alguien, alguien que como yo se ha dejado seducir por la fotografía de pantalla. Su paisaje no es el mismo. Yo le cedo mi playa, el me cede su selva. Otro mas se nos une, ahora son sus montañas nevadas. Otro con sus corales sumergido, otro con su cielo estrellado.

Si, es cierto al final me han oído, y han pasado al otro lado. Cierro los ojos y siento en todo mí ser.Un sonido como el canto de un pájaro, hace que vuelva mi cabeza, al principio es dulce, delicado, persistente, continuo, monótono, hace que abra los ojos para ver que pájaro es. Al abrirlos, la playa, la selva, la montaña, las estrellas, etc.… Han desparecido, sustituidas por la luz roja del despertador que anuncia que son las 6,30 am. El sonido del mar y del pájaro es el chirriante bip, bip.

Hay sueños que no deberían acabar, este es uno de ellos.

viernes, 18 de diciembre de 2009

La vara de medir

Los refranes populares son todas adaptaciones de leyes, de costumbres. Hechos por el pueblo (nosotros) para que sepamos interpretar cosas, que de otra manera nos resultaría oscuro y retorcido. La sabiduría popular es a veces, como las predicciones de los adivinos que salen en la televisión ambiguas, otras son certeras y demoledoras, mucha son parábolas morales, algunas solamente moralejas y las que mas adivinanzas guiadas que te llevan a la respuesta mediante el camino de la frase.
Han querido ser medio de enseñanza o moral. Esta formula ha acompañado al ser humano desde que aprendió ha usar el lenguaje. Los grandes hombres de los que la historia habla, tenían sus propias frases, muletillas, refranes. De ellos mismo se hicieron frases, dichos, etc., “Al cesar lo que es del cesar, a dios lo que es de dios” ¿que querían que pensáramos con esto? Creo que es tan sencillo que la razón es de quien la tiene. Nada sobre los bienes materiales.
Muchos son para predecir el tiempo, de esa manera se pronosticaba las cosechas, porque el hombre necesitaba autoafirmarse y darse ánimos ante la necesidad de que recogería alimentos para comer. O marcar el comienzo de una estación, o simplemente saber que el sol saldría al día siguiente. Para mi hay un refrán que me gusta en especial por su ambigüedad:”Septiembre o seca las fuentes, o arranca las fuente”. Vamos que o hay sequía o llueve con inundaciones, o una cosa u otra. Y si no funciona ese tenían otro: “En septiembre, busca la sombra el perro”
Total para todo es lo mismo, pero hay sentencias que si son justas, juicios que deberíamos aplicarnos, frases que son el reflejo de lo que deberíamos hacer y normalmente no hacemos, un hombre que revoluciono su época dijo: “No juzgues ni no quieres ser juzgado”. Y yo añado y si lo haces admite que cuando se te juzgue, se te pueda criticar. La vara de medir ha de ser igual para todos, por eso se invento un sistema de pesos y medidas, para que todos tuviésemos las mismas referencias. Pero ¡hay amigo! Para las medidas de apreciación nadie tiene una vara igual, la ley que solemos usar es la del embudo (lo ancho pa mi, lo estrecho pa ti) También un dicho popular, ya que estamos con ello...
Seamos mas tolerantes y más constructivos con nuestras criticas, siempre ayudan a salvar nuevos baches en el camino. Otra cosa no son las criticas, son los intentos escondidos de dañar con insinuaciones veladas, pintadas en la muralla anónimas (aunque conozcamos quien lo hace), con palabras con doble sentido, con el doble rasero. “La mejor defensa es el mejor ataque” (otra frase de nuestro acerbo popular), eso es el recurso del que se ve amenazado o no tiene manera de rebatir alguna cosa, o sabe que ha obrado mal y con ello quiere hacer callar a quien pueda corregirle.
El animal que somos siempre enseñara los dientes, porque siempre en todo momento quiere ser el Macho alfa de la manada (sea hombre o mujer), y digo lo de macho por que en la naturaleza, el macho solo esta para pelear y reproducirse, que la que se lo curran todo son las hembras. Tendremos que aprender a ser más humildes. El destino del mundo seguirá siendo un camino lleno de piedras, no recordamos que estaban allí, pero las hemos puesto nosotros mismos, al final se nos clavan en los pies desnudos.
Hoy me siento algo confuso, algo perdido, se que tal vez este divagando por mi mente, muy posiblemente me haya perdido en algún cruce del camino que recorro diariamente. Esto pasa porque los machos alfas preferimos no preguntar y perdernos (no me considero un macho alfa)
Por mis creencias no me gusta desandar el camino andado, prefiero no arrepentirme de mis equivocaciones, asumirlas. Si he ofendido, disculparme. Si puedo arreglarlo. Lo arreglo. Adelante, encontrar el camino de nuevo, pero sin volver atrás. Hay otro dicho popular para esto, que lo resume: “a lo hecho, Pecho”.
Bueno no sigo que al final, “Al buen entendedor con pocas palabras basta”. “Y a quien madruga dios le ayuda”. O será “no por mucho madrugar amanece más temprano”. Bueno que “al pan, pan y al vino, vino”. Que hay gente que “es como el perro del hortelano, que ni come, ni deja comer”. Que “manos de seda no ofenden”. Que” quien siembra vientos, recoge tempestades”. Y sobre todo “haz bien y no mires a quien”. Y con esto termino, “Mañana será otro día”, verdad donde las haya.

jueves, 17 de diciembre de 2009

El pájaro azul

Cuentan los ancianos de la tribu la leyenda del pájaro azul, el pájaro sagrado de la esperanza. Dicen que en el tiempo oscuro, cuando el mal cubría la tierra, y el hombre se escondía de la noche, en las tinieblas de la profundidad de la selva. Agrupándose en grupos pequeños alrededor de un fuego, para espantar las sombras, llamando angustiados a sus dioses para que les rescatasen de aquel caos, para que les enseñasen a rechazar los miedos por los que Vivían en la oscuridad. De entre la cúpula negra de los arboles un rayo de luz de la luna llena, consiguió llegar al suelo.
Todos miraron la luz que como una lanza atravesaba la selva, observaron que se deslizaba por esa luz, como si de un tobogán se tratase un ave de brillantes plumas que emitía destellos al mover las alas.
Los allí reunidos asustado, a la vez que admirados se postraron levantando sus manos, esperando que aquella mágica visión les sacase de la oscuridad, les infundiese valor para abandonar la oscuridad del bosque.
La cacofonía de sonidos que normalmente abarrotaba los rincones enmarañados de vegetación, por un momento enmudeció.
Aquello tenía que ser una señal, esa visión era enviada por los seres que regían su destino, todos esperaban.
Pero todo paso igual que había llegado, la luna se movió, el rayo desapareció, el pájaro dejo de descender por la cascada plateada y empezó a zigzaguear alrededor de la hoguera. Y termino deslumbrado cayendo en ella.
El sonido de los animales volvió, los chillido, el croar, las llamadas, los gritos de todos los componentes del grupo por el miedo a que aquello fuese de mal augurio. Todos excepto un niño que no alzaba ni medio metro, que no había cumplido aun los tres años.
Se acerco cogió al pájaro del fuego, le apago las plumas prendidas, y lo guardo, para curarlo. Nunca había visto ese color es mas los colores que conocían eran todos grises pardos verdes amarronados, rojo y amarillo del fuego y las brasas.
El pájaro se recupero, y un día emprendió el vuelo en busca del rayo de luz, el niño miro desconsolado, pero no se resigno a perder su mascota, y subió en su búsqueda. Entre ramas, hojas, musgo.
De golpe como si una mano le hubiese abofeteado, el sol le dio en los ojos, los colores inundaron su mente, los pájaros azules, llenaban un cielo del mismo color.
El niño comprendió que el pájaro le había regalado la luz y la esperanza, a cambio de su buen gesto. Pero también comprendió que para conseguir esa luz tendrían que luchar por ella, y salir de su escondrijo.
Desde entonces el color azul en esos pueblos es el color de la esperanza, las aves el símbolo de los dioses.
Desde entonces el hombre salió a la luz sin el miedo a lo desconocido, fue sustituido por la curiosidad a que será aquello. Los hombres aprendieron que hay que escalar los arboles, para ver el bosque y la luz.
Ahora parece que los hombres lo hemos vuelto a olvidar, que necesitamos de un nuevo pájaro azul de la esperanza.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Una ciudad, cien países (final)

Con paso firme, nos encaminamos hacia los palacios de exposición, esperando encontrar la panacea de las modernidades, los inventos mas asombros, la tecnología de vanguardia por la que es conocida América. Pero el mundo es cada vez mas pequeño, (no en tamaño, en tiempo, en cercanía de conocimientos) lo que vi ya lo había visto, eso si el lugar de exposición estaba como todo en ese país sobre dimensionado, y el nombre de los recintos feriales, en vez de dedicado aun científico, medico, héroe, estaba dedicado aun Mafioso. La cultura americana que hace un héroe a un delincuente y un villano a un habitante primigenio de esas tierras.

En menos de 4 horas vimos lo que teníamos que ver de negocios, luego quedarían cenas y comidas, pero eso es aburrido y no ha lugar, el comercio siempre es igual en todos los rincones del mundo. Los que venden tienen el mejor producto, los que compran lo quieren lo mas barato del mundo. Después de arduas negociaciones regadas con vino del Valle de Napa, después de estrechar manos y desearnos parabienes para el futuro. Cada uno por su lado. Por fin podría ve lo que deseaba ver, conocer esta ciudad que enamora a sus visitantes.
Lo primero que hicimos cuando terminamos, fue visitar el centro de la ciudad. El centro no es como en Europa, donde se encuentran los edificios más antiguos. Aquí el centro es el centro comercial, grandes almacenes, centro financiero, pero con una diferencia todo nuevo, porque esta ciudad se ha reconstruido a lo largo de su corta historia 4 veces, unas veces por culpa del fuego. Pero de sus cenizas siempre ha resurgido como el ave fénix. Otras por la combinación de los terremotos y el fuego, el ultimo no hace ni treinta años.

La tónica del centro es la misma que la del país. Grande todo grande, allí todo es” Big”. La gente cuando para a comer ocupa los parques, con su “big-hamburguesa”, su “big-café”, su “big-ensalada”. Hasta los horarios son extraños, tiendas que abren 24 horas, gimnasios 24 horas, pero restaurantes y cafeterías que cierran a las 8 de la tarde, excepto día de partido o fin de semana.
Allí se mezclan las limusinas y los rolex, con los veteranos del Vietnam, en sillas de ruedas y rebuscando en las papeleras algo que comer o fumar.
Es un país de oportunidades, tienes la oportunidad de quedarte o de irte, tú eliges. El caso es que esta ciudad tiene algo que la hace diferente, su origen hispano, la hace mas cercana, mas nuestra. Pero lo sorprendente de esta ciudad es su división por nacionalidades, aquí se han agrupado en guetos cada partida de emigrantes que ha ido llegando. Lo que me confirma que es el país de las libertades, o te quedas o te vas tu eliges libremente. Si eres chicano, no te permiten asentarte en Chinatown (ciudad china), tampoco puedes en Little Italia (pequeña Italia), menos aun en russian coast (costa rusa), hasta se ha creado un país según su orientación sexual, la nación gay del barrio de Castro.
Lo que me confirma que es el país de la igualdad, igual da que te quedes, que te marches.

Bueno creo que ya sabréis de la ciudad que hablo, San Francisco.
La ciudad del puente de oro (Golden Gate) que esta pintado de rojo, bueno que están pintándolo, pues están durante todo el año pintando, y cuando terminan de un lado empiezan por el otro.

La ciudad de las cuestas, y que cuestas, hay una calle con menos de 100 metros de largo y 9 curvas para bajar de un nivel a otro.

Si se te cae una moneda cuesta abajo mejor que la des por perdida, termina en la bahía.

La ciudad del tranvía. Tranvía diseñado y construido por un español. Tranvía que llena de campanadas las calle los cruces, tranvía mil veces visto en el cine y en la televisión, pero que visto en realidad impresión a mas que en la pantalla. Curioso medio de transporte en el siglo XXI, con dos conductores para poder controlarlo, uno en los frenos y otro en el cable. Sin puertas, donde puedes montar todas las veces que quieras si pagas un ticket (aquí no regalan nada), más lento que otros medios de trasporte, pero más usado que los otros.

La ciudad te embruja, te anima a pasear, esta llena de contrastes, más de cien barrios, más de cien nacionalidades, más de cien países en una ciudad.
Puede que no vuelva nunca a esta ciudad, pero creo que siempre soñare con volver. Con perderme por las callejas del barrio chino, con oír desde fuera de las trattorias , a los italianos cantando o discutiendo que muy bien no sabes que hacen, ver a las japonesas con quimono por el barrio japonés, a los rusos, sentados a la puerta de su café con rotulo en cirílico. Pasear por el barrio chicano, escuchando tu idioma con mil matices, visitar la bahía y ver los leones marinos tomando el sol en el muelle 11, comer cangrejos reales en el moll.
¡¡Ah!! las maletas me llegaron al siguiente día, pero cuando volvía a España, me las perdieron de nuevo, pero eso es otra historia.
La verdad California bien merece una odisea, San Francisco unas vacaciones. Hay mucho que ver sin salir de la ciudad, no monumentos, que tiene pocos y raros. Hay que ver la gente de esa ciudad ellos son los monumentos que adornan un país sin cultura, y sin historia, ellos son la historia viva, al .oeste del oeste.
Bueno no alargo este relato. El resto esta en fotografías, en olores, sabores, momentos que hay que vividlos, que no se pueden describir con palabras, pues por mucho que lo intentes nunca será lo que recuerdes en tu interior.

martes, 15 de diciembre de 2009

Soledad

Soledad es no sentir tu respiración.
Ganar el espacio que tu ocupas.
Soledad es no ver tu reflejo en el espejo
Tener más tiempo para mí

Soledad es estar mirando donde estaba tu sombra
Encontrar un bote de perfume vacío
Soledad es comer en una mesa sin tu plato
Vaciar una bolsa de tristeza

Es triste sentirse solo si no esta nadie a tu lado
Es doloroso estar solo con gente rozándote
Es dulce notar calor en tu cama y saber que no es el tuyo
Es la paz cuando a tu lado notas el silencio de otro cuerpo

La noche no llega mientras hay luz
El frio no llega mientras siento tu respiración
Tú existes mientras piense en ti.
Tú eres aunque no estés a mi lado.

No quiero estar nunca más solo
No estaré nunca mas así
No lo permitas piensa en mi.

Una ciudad, cien países (parte 2)

Es de noche, solo se ve desde la ventanilla del avión un montón de luces, la línea de la costa, y el negro de la superficie del mar, solo alumbrado por algún barco que esta faenando, o tal vez de paseo. Notas el ruido estridente de los motores, el viento en el tren de aterrizaje, los “ding” de abróchense el cinturón, ves como las luces se van transformando en avenidas, edificios en farolas, coches circulando. Notas como el avión desciende, como las ruedas del tren posterior tocan tierra con un chirrido de frenos, como el morro se endereza y las ruedas tocan tierra, los motores rugen para frenar el avión. Y la cultura sajona, dios como son, “aplauden porque hemos tomado tierra”. Haber que es su obligación señores, que si lo hace mal nos matamos.

Te desean que el viaje haya sido de tu agrado, que esperen tenerte a bordo de nuevo, cuando sales del avión te dicen good night. , con una sonrisa de Betty Boo. Y tu enfilas el pasillo que llaman”finguer” y que en un idioma civilizado es dedos. Hay que ver o que es la ilusión, esperas ver a la vuelta del pasillo, la imagen preconcebida del país donde vas. Normalmente son clichés, alimentados por el cine. A mi me ha pasado en otros viajes. Aquí, volví la esquina y me tropecé con un Vaquero, con sombreo de ranger, botas de montar, un estuche de rifle a la espalda, y chaleco country. “Estoy en América” aquí todo es posible, no es una frase es verdad.

Entras en la terminal, recogida de baggajes, ósea recogida de equipaje. Una cinta muy grande, todos con sus maletas, excepto los dos españolitos, que después que se van todos, siguen mirando dos maletas olvidadas desde hace tiempo, que ya son como los perrillos que te siguen en busca de una caricia, puestas allí tal vez como nuestras maletas, dando vueltas en cualquier aeropuerto de es país inmenso, huérfanas de sus propietarios dando vueltas y con dos japoneses mirándolas igual que nosotros en este aeropuerto. Total, al mostrador de maletas perdidas.
Cansados, con mas hambre que un colegio etíope después de una semana de ramadán, nos dirigimos hacia el mostrador, allí, un señor de raza oriental, (creo que era chino) muy amable con una sonrisa perpetua, y con un ingles del que solo entendí Míster Pedrooo, yourr bag is missig?. Yo en mi mente intentando construir la frase pa decirle: me cago en la leche del viaje a USA, ¿crees que si no estaría aquí para darle recuerdos a tus antepasados? Que bonitas son las relaciones humanas.
Conseguimos hacernos entender gracias a una mestiza chino-rusa-mejicana, que sabia algo de español. A todo esto llevamos más de 17 horas desde que salimos de España, con una bolsa de patatas y una lata de COKE. Y en España, están desayunando. Aquí son las 11 de la noche, cenar imposible.

Taxi por favor. Con el idioma universal de signos, y la dirección del hotel garrapateada en un papel. Un neceser suministrado por la compañía con jabón, cepillo de dientes, maquinilla de afeitar, y nada más., llegamos al hotel, por fin. Vamos a tomar algo ¡decimos!. Te registras, dejas la maletas, encuentras otros españoles y preguntas donde puedes tomar alguna cosa. Te manda a un Pub irlandés, donde apartir de las 12 de la noche no sirven comida. Y son las 12 en punto. Alguien del grupo dice pues en España son las 9. Habrá que desayunar.
Como no tienen comida, cereales liquidos(vamos una jarra de cerveza), sin panchitos ni nada, que esas cosas en aquellas latitudes no se estila. Tras la tercera cerveza, sin sueño, `por unas calles dormidas desde hace tiempo, camino del hotel. Piensas en lo bien que se vive en nuestro pequeño país.
Te acuestas sin desvelado, pues tu cuerpo lleva el ritmo de casa, y te despiertas a las 6 de la mañana aburrido de sirenas de policía, del ruido de tus tripas, del olor de panceta frita (aquí lo llaman beicon). Te duchas y cuando vas a echar mano a tu ropa. Mis maletas. Recuerdas que te las han perdido. Menos mal que hay amigos en el hotel, por lo menos te pueden dejar alguna camisa sin usar. Y que como llevan ya dos días aquí, han estado comprando ropa en Meisys.

Sales con todo de prestado, en el hotel no dan de desayunar. Son las cuatro de la tarde te recuerda tu estomago, por mucho que el reloj, se empeñe en decirte que son las 7 de la mañana. Al final empiezas a desayunar a las 9 de la mañana. Un desayuno muy equilibrado: Tortitas con mantequilla y jarabe de arce, huevos a la plancha con mantequilla, patatas fritas en mantequilla, beicon frito en mantequilla. “Por dios esta gente no conoce el aceite” solo la grasa; pero al menos calmas los gruñidos del estomago, y la luz del día te da otra perspectiva.

El viaje de negocios empieza. Esa es otra historia, una historia como la de Usa, que corre paralela a la del resto de la humanidad, ellos viven en una dimensión paralela.

Pero eso lo contare mañana, espero que estéis dispuestos pues esta historia tiene tantas etapas como queráis que os cuente….

Hasta mañana.


Cafetería típica americana.

Por las calles de la ciudad.El sueño americano

lunes, 14 de diciembre de 2009

Una ciudad, cien países (parte 1)

Una ciudad, cien países. Hace unos años hice uno de mis viajes, era un viaje para mí muy ilusionante, porque iba al oeste del oeste. El viaje era profesional, pero desde la distancia podría afirmar que fue la escusa para poder conocer una ciudad, dentro de un país nuevo.

Esa ciudad tiene una de las bahías y puertos naturales más grande del mundo, es desde su descubrimiento una ciudad engañosa, porque la bahía se descubrió desde tierra, por unos frailes o monjes (que no estoy seguro de cómo denominarlos), españoles.

Aquellas buenas gentes se maravillaron del espectáculo de ese mar interior, crearon una misión y le dieron el nombre de su orden.
Han pasado 150 años aproximadamente desde que la descubrieron, y dos o tres desde que yo la vi por vez primera, imagino el asombro de aquellas gentes sencillas, pues yo me asombre.

La ciudad en si misma desde el aire es como todas, eso si con cuadrados perfectos que son sus manzanas, con el caos que supone tener una costa, en el caso de ella dos, la interior y la costa que da a un Océano.

Mi viaje fue accidentado dese el principio, es mas estuvimos a punto de quedarnos en tierra, después de haber planificado el viaje con 2 meses de antelación, después de haber pagado unos billetes de avión. Llegas al mostrador de la aerolínea que no quiero nombrar, y una persona sin especificar sexo (no porque no se viese de que sexo era, que se veía) que esa noche, ha discutido con su pareja, se siente insatisfec@ o estreñid@. Con una sonrisa al principio te dice que hay oberbuquin. ¿ober… que? Respondes con cara de gilipollas, pensando pero esto no me puede pasar a mí. –Mire Vd., bien que el billete esta pagado desde hace 2 meses. – Lo siento así son las cosas; te dice ya sin sonrisa.
Soy una persona educada, pero hay momentos que te gustaría no serlo tanto. Total después de líos, gritos, historias, follones, nos dicen que ya lo han solucionado.

Te montas en el avión, tras 9 horas de vuelo, llegas a la tierra de las oportunidades, tienes que pasar una frontera, con un “simpático” funcionario de apellido García, muy moreno, no le pregunte que bronceador usaba. Todo ello para poder acceder a otro avión que te llevaría a tu destino. Al que llegas justo de tiempo, sino te paras a aclarar que no vas a matar al presidente de su país, que no vas ha cometer actos terroristas, y que no tienes intención de delinquir en su suelo sacrosanto. Yo como buen españolito chapurreo el ingles con acento siux, o comanche, no se muy bien lo del acento. El caso que después de 30 minutos, de no entender nada me dejo pasar a su país y cuando me marchaba en un castellano de puerto rico, me dice el amable funcionario de la Migra Yanqui “Acá nos gusta que sepan chamullar nuestro inglis”. Como recuerdo en esos momento al insigne Don Camilo (el hubiese dicho con un pulcro castellano “va usted a la mierda señor), pero yo seguí y llegue al otro avión.

Del aeropuerto de Nueva York, que se puede decir es la antesala de un país, que como el aeropuerto es grande, inmenso, mal indicado, lleno de sonrisas falsas. Vamos como Barajas pero a lo grande y sin entender si te indican una terminal, o se cagan en tu padre.

Ya ves tu destino cerca, cuando te montas en el segundo avión; Cerca que gracioso, como se nota que es mi primer viaje al oeste del oeste. Aun me quedan 6 horas para llegar a mi destino. El vuelo como otro cualquiera, con la diferencia que vas hacia el dormitorio del sol, que ves un atardecer que dura 4 horas, que al principio esta bien y es bonito eso de los tonos anaranjados, rosas, pero al final te cansa. Te cansa el atardecer, el asiento, el tío que tienes en tu asiento de al lado; te cansa los auxiliares de vuelo que no entienden cuando le pides en tú ingles con acento un sándwich y una Coca-Cola, Porque allí es coke, mierda idioma.

Se hace de noche y escuchas por la megafonía del avión lo que crees es que en media hora aterrizas, que tiempo es bueno, que no olvides tus bages (maletas), que esperan volver a verte (tu piensas ni en pintura). Y llegas o eso crees porque eso os lo contare mañana, que si empezó la verdadera odisea de mi viaje….

La larga noche

La noche larga y fría,
de sabanas abandonadas,
de luces negras alumbrada.
Por la ausencia herida.

El invierno triste nevado,
corazón de celos mordido,
con veneno emponzoñado.
Ha la mentira va unido.

Deja de mirar el pasado,
de otros inviernos más templados
Deja de ser el olvido.

Abre la luz de tus ojos,
Para que la luz te llene,
El frío se acaba, si amas.

viernes, 11 de diciembre de 2009

Mas vale humo, que escarcha

Al calor de una lumbre en un rincón de la oscura cocina, rodeados por las tiniebla y enmarcados en el brillo del fuego. Dos venerables ancianos miran la chimenea humeante, sobre la candela colgado de una cadena una olla de hierro negra, por el hollín de miles de guisos.

Uno de ellos, apoyado en el bastón de madera pulido por las manos agrietadas y llenas de callos, señal de una vida de trabajo en el campo; se recostó en el respaldo de la silla de madera roja, con asiento de anea, que el mismo ha reparado en innumerables ocasiones.

Despacio como el que se sabe cercano a su meta, disfrutando de cada instante, vuelve la cabeza hacia la oscuridad de la humilde casuca, mira hacia el agujero que hace de ventana y por donde se escapa una parte del humo que la vieja chimenea casi atascada no es capaz de sacar por el tejado. Observa casado los rayos de luz mortecina anaranjada, que se dibujan en la niebla de la estancia. El viejo con la noción del tiempo perdida, no sabe si es el amanecer o el atardecer.

Solo sabe que el tiempo frente al calor hace que sus manos y huesos no le duelan, que las llamas hipnoticen su mirada. Solo los comentarios cortos entre ellos, con cortas contestaciones o gruñidos acompañan su sinfónico silencio. El coro el crepitar de la leña consumiéndose, igual que lo hizo su vida, el solo el rechinar cansado de las juntas de sus sillas, acompañado por el burbujeo de la cocción del caldo para la comida, el desayuno y la cena.

Duermen poco, porque piensan que pronto solo harán que descansar, hablan también poco porque a lo largo de tantos años ya se lo dijeron todo. Comen menos porque para lo que hacen no necesitan más.

Solo sonríen levemente cuando a su mente llegan recuerdos de alguna primavera pasada, de las risas de los niños que ya no lo son, de los amores pasados, de la cosecha aquella en la que el granero se quedo pequeño.

Delante de ellos un taburete de madera tallada en un invierno largo cuando estuvieron aislados por la nieve. Encima una jarra de barro barnizada y con la patena del tiempo, con algo parecido a vino, dos vasos del mismo material, medio llenos frente a su mano; haciendo ángulo recto con la jarra. Y ellos a su vez siendo la prolongación de ese ángulo. Creando un aspa de tres puntas que acaba en el fuego. Nunca uno enfrente de otro, como si evitasen mirarse a los ojos, como si solo deseasen mirar el horizonte cercano de las brasas, pero necesitando saber que a su lado y nunca al otro lado hay alguien.

Sus manos temblorosas se acercan al unisonó al tarro que es su vaso. Temblorosas se acercan el contenido a su boca, y antes de beber hacen un brindis: Por ella, por haberla perdido, por haberla disfrutado, por su cálido y ardiente recuerdo.
POR LA JUVENTUD

Arena y seda

Como un barco de vela mi mano a tu cuerpo llego,
como a una isla inexplorada.
En la ensenada de tu vientre desembarcó,
la arena blanca de tu piel fue lo primero que note.

Con el miedo de lo nunca sentido,
por tu cuerpo desconocido fue avanzando.
Recorriendo la cordillera de tus senos,
mirándose en lo profundo de los lagos de tus ojos.

Se atrevió a enredarse en tu pubis
Quedo perdida en el acantilado de la seda de tus piernas
Se embriago con el manantial de tu sexo

Una vida llevaría conocer los senderos de tu cuerpo
Déjame dibujarlo con mi mano en tu espalda desnuda
Cubre mi cuerpo con el recuerdo del tuyo

jueves, 10 de diciembre de 2009

Una ley de la física

Cada gesto importa, parece que siempre nos lo recuerda el devenir del camino, cada acción tiene una reacción, esto es una ley de la física.

La sinceridad siembra campos de esperanza. La mentira puede hacer feliz si es para que una persona no sufra, lo que llamamos mentira piadosa, o verdad a medias, cuantos nombres para justificar algo que no tenemos que justificar.

La ilusión es lo ultimo que se pierde, pero cuando el estomago ruge por hambre, quien puede pensar en la esperanza, en esperar. Quien puede pensar que puede mejorar su situación cuando ve que él esta descalzo y rebuscando en la basura, mientras a su lado pasea un coche con el que podrían vivir 6 familias durante mas de 10 años. Esa persona no piensa más que en sobrevivir.

La nieve es blanca y pura, ¡Que bonita es la nieve! Decimos desde detrás de los cristales, con la calefacción a tope, mientras esa impoluta nieve cubre la inmundicia, que albo y puro lo vemos todo, que grandioso decorado. Pero como todos los atrezos, cuando dejan ver la realidad, descubren que la nieve convirtió en barro el césped del jardín.

Nuestro amor será eterno se dicen. Mientras el novio mira el escote de la amiga, o la novia mientras lo susurra al oído del novio, mira de reojo al DJ en la cabina de la discoteca.

Seremos siempre honestos proclaman los políticos, mientras un constructor le hace ojitos desde la primera fila del mitin.

Cuantas veces he tenido ganas de gritar y me he reprimido porque era la hora de la siesta, o eran más de las 12. Cuantos sapos nos hemos tragado, por no decir lo que pensamos de los que nos están haciendo daño son su mentira, o con su verdad a medias, o con su sinceridad falta de tacto.

Que esperamos para gritar a coro cada uno nuestra queja. Hacer un coro de cacofonías, que al final siempre es armónico, porque el, ay, es universal, en todas las lenguas de nuestro pequeño planeta suena igual, todos sabemos su significado. Pero muchos no lo quieren entender.

Hoy que esta semana tiene dos lunes, que estamos ante la puerta de entrada de las fiestas de la salud, de los atracones, de la melancolía, de la reunión familiar con gente que solo ves en estos días y por desgracia en los funerales. Hoy no quiero dejar para mañana lo que tenia que haber echo hace mucho.

Hoy he arrancado el mes de diciembre de mi calendario. No por nada, sino que así se pasara antes lo que para mi ya no es una fiesta ni una celebración.

Pero después de arrancar ese mes he visto que el siguiente era Enero, y entonces he decidido volver a sujetar con grapas el mes de Diciembre.

Quien no se conforma es porque no quiere conformarse.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

El mundo se mueve

Un corazón late y el mundo se mueve
Los ojos se cierran y llega la noche
Una boca habla y sientes el viento
Una mano acaricia y la vida sigue

Un no por respuesta, sin explicación,
y miles de estrellas se pagan en el firmamento
Una bofetada, un terremoto
Una mentira, el fin de la ilusión entre dos

Dame tu luz y no tu sombra
Toma mi vida a cambio
La vida es un instante fugaz.

Huye del miedo a mi lado
Se tú ante todo, ante todos
No hay barreras, solo las que tú levantas

lunes, 7 de diciembre de 2009

Cuando el tiempo nos alcanza

Hace tiempo cuando era un niño pequeño, siempre vivía por adelantado, creo que como casi todos cuando éramos unos críos. El día de tu cumpleaños piensas en el del año que viene, que te regalaran.

En las vacaciones de Navidad, piensas en las de semana santa, y cuando llegan estas en las de verano, y nada más ponerte el bañador y estar en la playa, en las Navidades y las fiestas, en el frío y la nieve que vendrá.

Conforme vamos creciendo seguimos viviendo por adelantado, pero el tiempo se acerca mas, cuando llega el sábado, y estas con tus amigo con tu chavala, en fin muy a gusto, ya estas pensando en que harás el sábado que viene, donde iras. Vamos intentando escapar del tiempo.

Creces, formas una familia o ¡no!, pero creces eso es incuestionable. Creces en años, en altura, en kilos, en responsabilidades, e intentas seguir por delante del tiempo, piensas en pasado mañana, en mañana, pero ya ves que el tiempo te alcanza.

Llega un momento, a unos antes que a otro, que corres al lado del tiempo, que no quieres mirar al mañana, porque te das cuenta que lo que importa es el hoy, el momento, que no decides lo que harás, sino lo que haces. Entonces te das cuenta que el tiempo terminara adelantándote.

¿Sabes cuando te ha adelantado el tiempo? Una pregunta que si no sabes responder, es porque aun no lo ha hecho. A mi ya me adelanto hace tiempo, el día que note como en vez de dirigir mi tiempo, el me arrastraba, el día que descubrí en mi pensamiento un recuerdo y que pensé si hubiese echo eso de otra manera.

Cuando el tiempo te adelanta, siempre intesta alcanzarlo, pero después de cansarte en hacer esprines, descubres que ya es inalcanzable, decides vivir el presente, aprovechar el pasado, no planificar el futuro.

Al final pierdes el tiempo, que creo que es lo que muchas veces me ocurre a mí, pero lo pierdes a gusto, sin importarte en que puesto llegaras a la meta. Es cuando empiezas a burlarlo, a ralentizarlo, a darte cuenta de que los instantes que vives son eternos si sabes ver su lado positivo.
Entonces descubres que la vida no es cuestión de horas, de minutos, de segundos. Es cuestión de sentimientos, de intensidad, de sensaciones.

Por eso si el tiempo os alcanza, si os supera, si lo perdéis. Pensad que habéis ganado la carrera. Que la meta es el final y el camino que recorres lo puedes hacer andando y parándote donde creas que hay mas sombra o mas luz, bebiendo del manantial de la vida in miedo al flato por haber corrido deprisa sin respirar.

Y ahora me voy ver llover, que se que el tiempo corre para no mojarse.
A mi me gusta esa agua que me limpia y purifica.
De Paisajes

domingo, 6 de diciembre de 2009

Luces de ciudad

En una gran ciudad, sentado ante la ventana de su buhardilla, el poeta triste mira la luna en busca de inspiración. Algunas nubes desdibujan el perfil del horizonte irreal de los tejados.
En su mesa gastada, llena de manchas de tinta y de palabras huérfanas,impoluta una cuartilla blanca, alumbrada por la titubeante llama de una vela casi consumida,juega con las sombras de la mano del escritor, creando personajes fantásticos inspiradores de otros relatos; pero esa noche su mirada esta perdida y ausente mirando una luna plateada, llena, redonda, acaparadora del firmamento.
No nota que la manta raída que le cubre todas las noches la espalda se deslizo y esta arrugada en el suelo., caprichosa ha dibujado una luna menguante.
No nota como otras noches, el frío que le obligaba a escribir, su mano izquierda se acaricia despacio la barba impertinente de tres días que asoma por su barbilla.
Un sonido lejano, que entra por un cristal roto de su ventana de celosía, parece sacarlo de su trance, aunque solo es un amago, el sigue mirando a traves de la noche., de la luna., de los cristales casi opacos por la suciedad.
Su mano involuntaria se mueve, moja la pluma en el tintero, decidida se acerca al virginal pliego que rompe la negrura de la madera, una gota se desliza por la punta afilada, cae y deja una mancha redonda irreal con salpicaduras, sobre el margen superior izquierdo, donde se supone siempre empezaba su relato.
Incapaz de mirar lo que su mano automáticamente ha hecho, él sigue perdido en su universo, busca y no encuentra lo que quiere escribir, piensa en un titulo. Y una sonrisa grotesca en unos labios poco acostumbrados a esa expresión, se dibuja. Parece mas un gesto de dolor, aunque sus ojos chispeantes confirman la alegría.
Él, triste pintor de palabras. Siempre considerado como un trágico bohemio, predestinado a ser un joven escritor romántico, que como Byron moriría joven, triste y solo, sin más éxito que su propio fin. “Sonreía”.
La mano que automáticamente se estaba moviendo, no estaba describiendo la oscura muerte, ni las sombras y miserias de la vida, que tantas veces había pintado en sus escritos, que tanta perfección había conseguido. Era tanta su maestría que un periódico matinal había escrito en una de sus crónicas literarias, que era la resurrección de los grandes poetas malditos.
Su mano traidora, aliada con su corazón había imaginado el nombre de la nueva dependienta de la panadería de su calle, aquella dulce campesina, inocente que había llegado a la gran ciudad con sueños de cantar algún día en un teatro, de morir de amor, en los brazos de su amante noble, arruinado y artista.
Nada mas verse, entre la dependienta y el poeta surgió un arcoíris de sensaciones. Seguramente a causa de aquel olor a pan recién echo. Seguramente por que él fue su primer cliente o por que le diese pena la figura escuálida con ojeras., que con voz queda le pidió una barra de pan blanco, y cuando fue a pagar se dio cuenta de que no tenia dinero suficiente. O tal vez al rozar las manos y coincidir sus ojos. Entre ellos se formo un dulce aroma que anulo el del pan recién echo y que no supo identificar.
Cuando salió de la tahona, el no sabia el nombre de ella, pero ya soñaba con escribir su triste historia, tenia en su cabeza mil ideas para su novela póstuma, la que le llevaría al Olimpo de los grades literatos.
Con el día paseo por los arrabales, observo a los paseantes en el día, algo que no estaba acostumbrado ha ver. Pues como buen poeta maldito era noctambulo, vio niños reír, colores, juegos, flores, olio el sol en los jardines, paso el día en un medio extraño para él. La tarde le reconforto, pues las nubes pintaron de acuarela el paisaje de la ciudad. Y llego la noche, no se apercibio que no había comido, ni siquiera de que estado todo el día y la tarde andado sin dirección y que sus pasos sonámbulos le llevaron a su escalera. Titubeante subió los rechinantes escalones de madera vieja y gastada, hasta su casa vacía, fría, silenciosa.
Cuando entro en la estancia que era toda su casa(en ella tenia su cama, su escritorio, su cocina), no noto el olor agrio que siempre le asqueaba. Pellizco el pan que en su recuerdo era fragante y caliente, pero que ahora estaba humedo y correoso, lo metió en su boca mientras se sentaba y se ponía la manta sobre sus hombros.
El resto era como una ceremonia cientos de veces realizada,su liturgia: cogía un papel blanco, lo centraba en la mesa,afilaba su pluma, abría el tintero, encendía la vela y la ponía en el alfeizar de la ventana, suspiraba., se ponía a escribir.
Pero esa noche algo no había funcionado, seguía allí pensando, sin saber que su mano en un acto de rebeldía escribía sin el. Sabia que su inspiración estaba perdida por los tejados, jugando con los gatos, gatos que eran mas miserables que el.
De pronto una oscilación de la tenue luz de su vela, le hizo salir del letargo en el que se había sumido, en su cabeza organizado se había construido el esqueleto de su gran novela.
Apretando la pluma entre sus dedos hasta casi hacerle daño, se dispuso a escribir, observo los garrapatos que había plasmado y cuando iba a leerlos, la vela boqueo en un ultimo estertor y se agoto con una llama azul.
Definitivamente aquella noche no escribiría nada, solo podría observar las luces de la ciudad.

viernes, 4 de diciembre de 2009

Siempre estamos a tiempo

No me gustan las excusas, creo que son el preludio de una mentira. No todas las excusas son mentira por supuesto, ni quiero insinuarlo siquiera. Pero prefiero dar una razón a una excusa.
No creo en las verdades absolutas, creo que son mentiras adornadas para confundirme. Todas ellas suelen ser axiomas incontestables, atados férreamente aun pozo oxidado de tradiciones pero sin objetividad, sin dejar expresar el otro punto de vista. La otra verdad.
No entiendo el concepto de cielo e infierno, es muy posible que existan, pero no después de pasar una vida con momentos de gloria. Con décadas de angustia. Con miedo a mañana. Con segundos eternos de un cielo en la tierra.
No pretendo ser el guía de nadie, porque me gusta perderme. Ser el guía siempre ha llevado a pueblos enteros al precipicio, al desastre, a la resignación
No consiento que se maltrate un sueño, todos son realizables, todos son respetables, y cuando lo maltratas; a un sueño lo convierten en pesadilla.
No espero que el mundo se arregle solo, cuando lo hemos rotos nosotros, porque somos tan sumamente irresponsables que pensamos que han sido otros y miramos a otro lado.
No quiero ser indolente, inconsciente, insensible, inhumano, ante situaciones que creo que puedo solucionar, simplemente con una palabra, una mano, un trozo de pan, con una lágrima.
Por eso pienso, que siempre hay tiempo para solucionar estos problemas, estas preocupaciones.
Por eso entiendo, que para cada pregunta hay una respuesta, que es más fácil aunque mucho mas duro, proponer una solución que sumarse a un problema.
Por eso empecé este camino, para ver más puntos de vista, más paisajes, en resumidas cuentas para aprender de todos los viajeros, para ser más sabio, para poder limpiar mi camino de piedras, de ramas. Y mi conciencia de olvidos, de herrores.
Por eso sé, que aunque una sola voz se levante, siempre hay un oído que la escucha, que no es necesario gritar, que se entiende mejor una palabra sensata y trnquila que un grito, que siempre oímos un quejido y un susurro, por muy quedo que sea, pero nos tapamos las orejas para alejarnos de ellos.
Las espinas nos hacen sentir que estamos vivos, duele al clavarse o cuando te arañan, pero cuando notamos la herida, vemos que sangramos, nos curamos. Sabemos a ciencia cierta que estamos vivos.
Que nuestro dolor ayude a que otros no sufran.
Siempre estamos a tiempo para pedir perdón o para corregir lo que hemos hecho mal o que no hemos hecho.
Siempre estamos a tiempo no hay excusas.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Macedonia de frutas

Muchas veces hay cosas que no comemos si nos la ponen solas, frutas que no nos gustan, personas por las que tenemos prejuicios injustificados, todo es debido a muchos factores sociales, ambientales, culturales o sencillamente a nuestro desconocimiento, nuestro miedo a lo nuevo y a lo que no conocemos.
Hace 35 años en España, había poca gente de fuera de nuestras fronteras, solo los turistas que venían en verano, a ponerse mas oscuros, o coloraos que era el resultado mas normal. Aun así el español se relacionaba poco con los extranjeros, nunca hemos sabido hablar en inglés, creo que estamos negados para otros idiomas, lo intentamos pero parecemos indios sioux. En aquellos años en nuestro país era raro ver a una persona de raza negra, tal vez los únicos los que vivían cerca de las bases yanquis, y aquella gente tenia mucho dinero para gastar.
No hacia mucho tiempo que los de aquí emigrábamos, por necesidad (después muchos dijeron que era por que querían saber lo que era la democracia, que cínicos; el hambre fue la justificación de una generación completa).
Nuestros muros, cadenas y fronteras fueron cayendo. A España regresaron unos pocos de nuestros emigrantes y empezamos a ser un país receptor de gente que como nosotros antaño buscaban mejorar en la vida, mandar dinero para que los suyos en su tierra pudieran comer, empezamos a ver mas razas, mas colores, mas culturas. Para los de mi generación supuso un impacto cultural, para nuestros hijos es normal compartir pupitre con más de una nacionalidad, con más de una religión.
Antes lo curioso era en un colegio tener un compañero de fuera del país, ahora lo raro es no tener alguien de fuera o mejor de padres emigrantes, porque la mayoría ya han nacido en España aunque no se sientan españoles, ¿Por qué? Muy fácil por que no queremos o no hemos querido los nativos aceptar su cultura. Con esto no justifico, ni quiero justificar una política de inmigración desastrosa, sin regulación. A nosotros no nos dejaban ir a Alemania si no había trabajo allí, y si no éramos invitados por el gobierno alemán. Pero eran otros tiempos y además a lo echo pecho. Lo importante es que aunque los padres somos unas bestias pardas que hemos entrado en Europa, pero no hemos dejado que Europa entre en nosotros, nuestros hijos y sus hijos son amigos, están poniendo los cimientos de una futura sociedad multicultural llena de matices, creo que una sociedad mas justa, la variedad siempre hace que miremos con mas horizonte. Espero que como el futuro esta aquí, ya es presente, y el presente ya es pasado, los que vivan dentro de 35 años sean una mezcla, un conjunto que recuerden que todo lo que pasaron de pequeños ahora esta asumido, que no es raro ver en una familia varios colores, que el color de la piel solo esconde el rojo de la sangre de todos, que el idioma es un nexo de unión y no una barrera para crear un gueto.
Una fruta esta buena, la manzana, la pera, el plátano, la fresa, solas sin mezclar tienen un sabor único, pero cuando hacemos una macedonia se combinan los sabores, y muchos ganan, otros se acoplan, otros se combinan, al final nos tomamos hasta el jugo.
Nuestra civilización va camino de ser como una macedonia de frutas, y eso me gusta. Espero que para vosotros sea un plato apreciado, porque podéis poner vuestra fruta favorita también.

Por una mirada

Por una mirada, me perdí en la noche
Por una mirada, deje de respirar
Por una mirada, regale mi fortuna
Por una mirada, sentí que la vida volvía

Por un suspiro, volví a respirar
Por un suspiro, regreso la risa
Por un suspiro, suspire

Por un abrazo, sentí que era humano
Por un abrazo, note tu corazón
Por un abrazo, vi tus ojos en los míos
Por un abrazo, te soñé aquella noche

¿Que haría por un beso?
¿Qué haría por tu piel?
¿Qué haría por tu amor?


miércoles, 2 de diciembre de 2009

Como en un espejo

Hoy me ha pasado una cosa que aparte de indignarme, sorprenderme, después de recapacitar, me ha llenado de orgullo. Suelo jugar a las cartas en un portal de juegos on-line, lo mas parecido a tener relaciones con otras personas que la nueva era nos brinda. Todo es digital. Todo es a distancia. Todo es virtual y nada físico, es el futuro. Bueno pues como os cuento juego a veces y he conocido gente muy interesante, gente maravillosa, gente mas o menos simpática. Y bordes, pero bordes como no os podéis hacer idea, individu@s que se toman un juego como una misión es su vida, Que piensan que ganado aquí son mas, que triste tiene que ser, ser el amo del ciberespacio.

Resulta que uno de los jugadores de la mesa, con el que no había jugado nunca al cabo de dos partidas, me ha mandado un mensaje, solo decía: Payaso.
Que piensas al principio, este tío es tonto, le voy a contestar., pero después tengo la costumbre de contar hasta diez, antes de hacer una burrada, y si no se me pasa vuelvo a contar, el resultado es que le he contestado. Mi mensaje ha sido:

“Gracias, si te he echo reír mejor”

He pensado que decir payaso a alguien no es un insulto; casi es un piropo, menuda profesión, hacer reír a la gente, que orgullo, hacer olvidar sus penas, dar un rato de felicidad.

Que curiosas son las palabras, algunos las intentan usar como puñales, las lanzan para ofender. Las palabras no ofenden, es su modo de usarlas. Los insultos son realmente relativos, cuando alguien te dice eres un burro, y te sientes ofendido, piensa en ese animal noble, que trabaja por un puñado de avena, recibiendo palos, que no se revela, y eso es una ofensa. O hijo de perra, acaso una perra no da la vida por sus cachorros.

Sabes creo que el insulto mas doloroso para alguien que no sabe mas que intentar herir con una palabra es no tomarla en cuenta.

Por eso cuando leí payaso mire la pantalla del ordenador, y me di cuenta que era como un espejo que refleja una realidad pero invertida, me vi a mi mismo enfadado, y pensé para que poner malas cara frente a lo que te refleja y muestra los defectos, porque he de devolver un insulto, si pienso en frío, solo es una palabra que fuera de contesto no significa nada.

Bueno pues a partir de ahora creo que no necesito insultar, o si lo hago al menos que no sea una palabra, mejor una frase sarcástica o cínica, al menos me dará tiempo a pensar y que se me pase el enfado del momento.

La próxima vez le diré eres el reflejo de lo bueno que hay en cualquier ser humano. Como en un espejo, eres lo contrario de lo que ves, el caso es ¿Qué es lo que ves tú?

No hay nada mas grande que hacer que un niño sonria.

Recuerdo un libro

Recuerdo un libro que me hizo soñar con los espacios abiertos del desierto, soñar con ser tuareg del pueblo de la espada, entonces tenia solo 10 años y Alberto Vázquez Figueroa para mi era el nómada del que escribía, porque yo pensaba que todos los escritores eran sus protagonistas. Años después y tras leer mas libros suyos descubrí que mucho de lo que contaba lo había vivido, que en realidad hay un trozo autobiográfico en cada una de sus novelas antiguas. Siempre será para mí un maestro de la narrativa, un pintor de ideas capaz de hacerte sentir en cualquier paisaje con su descripción del mismo.
Soñé con oír el silencio de las tierras vacías, solo roto por el ulular del viento entre las dunas, el sonido de la arena deslizándose, el latido sordo de mi corazón. Cuando contemple el desierto por primera vez, me sorprendió la cantidad de vida que albergaba, la cantidad de seres que deambulaban por el. Hace poco una amiga había ido al Sahara y me comento que en las grandes dunas te venden recuerdos, que andando por la arena encuentras latas de Coca-Cola enterradas, que los espinos, están llenos de bolsas de plástico, que entre las piedras del Erg hay restos de lavadoras. Gracias a que pude conocer aquel otro desierto, pues cumplí el sueño de mi niñez.
Quería ser libre, notar el frío de la noche, padecer el abrasador peso del sol en mi espalda, ese sol capaz de derretir mi sombra, de solidificar mi sangre en las venas.
Quería ver la luna salir por el horizonte, una luna grande, la mas grande que he visto, la mas cercana, una luna con la que la noche es casi como el día y tu cuerpo crea sombras alargadas, donde tus ojos pueden mirar a lo lejos y ver un paisaje en blanco y negro como una fotografía impresa en papel gastado.
Perder al sol entre las dunas del Oeste, un sol que al ocultarse vuelca los cubos de pintura de toda la gama de rojos, naranjas y rosas, creando una pintura naif, como echa por un loco o un niño, irreal para quien no la haya visto.
Quería también una noche sin luna, para tumbado mirando al cielo poder contar las estrellas, Dios nunca había visto tantas, nunca había observado la vía láctea tan clara, ni la cantidad de estrellas fugaces, parecía el cielo como la tela de gasa azul índigo que utilizan las tribus del desierto, que si miras a través de ella ves miles de puntos.
Quería conocer la hospitalidad de su gente. No puedo expresar la bondad, el trato, la cantidad de respeto, el desinterés por lo suyo al darte lo que no tienen, es el pueblo más generoso del mundo o lo era.
Necesitaba sentir sed, para poder apreciar lo buena que es el agua, o que bien se esta a la sombra en una haima, a 45º sin necesitar aire acondicionado. Que bueno es el trigo silvestre en tostado, o el carnero asado, o las tortas de pan echas sobre la lumbre.
La sonrisa de sus niños es sincera, amplia, blanca, la más bonita que he visto. Luego he visto esa sonrisa en México, en Argentina, en Colombia. Todos los niños que la tenían solo tenían su sonrisa y un trozo de cuerda, o un balón de trapo, o una caja de cartón. Nunca he visto esa sonrisa en Europa, ni en Estados Unidos. ¿Por qué será?
Recuerdo el día que atravesamos el Atlas y nos adentramos en las tierras vacías, hoy mis tierras vacías, son mis paseos por mis montes y bosques. Si algo me enseño la experiencia del Sahara fue a meditar, a descubrir, a observar.
Os recomendaría a todos que fueseis al desierto, pero creo que aparte de los paisajes, de la inmensidad de los espacios abiertos, del azul limpio y quieto., las sensaciones que yo sentí hace tantos años no podréis repetirlas. Si buscáis aun a nómadas con camellos y haimas, encontrareis coches, motos, camellos, teléfonos vía satélite, generadores y televisiones, antenas parabólicas., etc., etc., etc., Pero quien somos para negárselo, nosotros buscamos la comodidad ¿porque ellos no? O pretendemos tener un belén viviente para poder hacer fotos. De aquel viaje me quedaron mis recuerdos y muy pocas fotos, porque por el calor se nos quemaron las películas.
Ahora no creo que ninguna fotografía pueda reflejar todo lo que sentí entonces, cuando recuerdo ese viaje lo siento ahora, un cuarto de siglo después.
Bueno, pues poneros un pañuelo en la boca, cubriros con un turbante y poneros unas gafas., que la tormenta viene., y la arena es muy fina.
Que el viento no os ciegue y podáis llegar a la cima de la duna.

martes, 1 de diciembre de 2009

Con el calor que hace, porque no vais…….

Hace tiempo hice un viaje, el lugar no importa. Pues siempre es el final, lo que importa es como llegue allí. La gente que te encuentras, las anécdotas que te suceden, los paisajes que descubre, admiras y pierdes.
Mi aventura no es para llevarla al cine, pero es mi aventura, puede que no fuese a hoteles de lujo, ni viajara en limusina, pero donde dormí, pude acumular las imágenes de ese día, y como fui me llevo, aunque fuese un trasto viejo con mas ruido que velocidad.
No me encontré ni con actores famosos, ni con modelos exuberantes, pero conocí a personas llenas de sabiduría, llenas de amabilidad, gente anónima que tenían algo que decir, que buscaban oídos al que dejar su historia.
No descubrí el templo maldito, ni encontré el arca perdida, pero las cosas que sucedieron a mi me parecían y me parecen importante, aunque si las contara serian absurdas, porque no se puede contar algo que te hizo gracia., y esperar que los demás lo entiendan es absurdo.
Bueno el viaje comenzó como todo en el principio, organizar la ruta, decidir que llevarse, discutir (porque todo viaje tiene mucha discusión antes de salir, durante y al final por no hacer caso de lo que te dicen), meter a ultima hora en la mochila que ya no tiene espacio, eso que a ti te parece superfluo, pero que es imprescindible.
Sales de casa, cierras. Y piensas con la llave aun en la cerradura, ¿He apagado las luces, el gas? y entras de nuevo en casa para comprobar por tercera vez que si lo habías echo.
Sales a la calle, miras el cielo, si n una nube y piensas, ¿para que abre puesto yo los impermeables?, si solo es un fin de semana en el camino. Y justo antes de llegar a la estación de tren se nubla y cae una tormenta de aúpa. Pero claro los impermeables están al fondo de la mochila, quien lo iba a pensar.
Calado, con la mochila desecha, llegas a la taquilla de la estación. Por favor dos billetes para Pamplona. La señora por decir algo de enfrente tuya, te dice que solo queda un billete en primera y otro en turista, que no vale la visa, que para que vas a Pamplona con este calor, que si no prefieres ir a San Sebastián, que se esta mas fresquito y tiene mar. Tu callado, esperando, al final te consigue dos billetes de turista para Pamplona. Y te das cuenta de que la pobre estaba tan necesitada de viajar, frustrada por solo poder despachar los billetes del tren que su cháchara es para poder ir un poco contigo.
Te montas en el tren, pero las mochilas dice el revisor que son muy grandes y que las facture, pues otra vez al vagón de equipajes a decirle al mozo que no que no nos deja el revisor llevarlas en el vagón.
Te sientas en frente de una señora, muy elegante que nos mira como diciendo donde irán estos desarrapados. La verdad es que con la ropa de monte, las chirucas, tenemos una pinta. Que viaje, la señora nos enseño las fotos de todos sus nietos.
Cuando escuchas el traqueteo, o lo escuchabas, porque ahora los trenes son como aviones no sientes nada, sabes que estas de viaje, que las vías te llevaran a tu destino. A quien no le ha invadido el sopor con ese ruido, es como una nana tocada por un conjunto rock. Y los asientos tan incómodos, pero tan acogedores, y ese vaivén como de brazos de madre.
Tras innumerables paradas, tras pasear por los pasillos mirando por las ventanas, viendo los postes de la luz pasar como barrotes de una reja. Tras abrir la tartera en el compartimento, y repartir entre todos los que estamos allí nuestras viandas. Yo tortilla, yo filetes empanados, yo un poco de lomo de orza, etc. Un pan comprado en la parada de Burgos, un vino de una bota que tiene su culo negro de los apretones recibidos a lo largo de su uso.
Tras un revisor que pasa y te pide el billete, te pregunta y tu a que vas a Pamplona con el calor que hace, mejor haber ido a San Sebastián que es más verde y tiene mar. Se ve que llevan comisión los de Renfe con San Sebastián. Al final notas que el tren chirriando vuelve a frenar, y oyes en el anden Pamplona, el tren parara durante 15 minutos, la campana y un silbato. Las despedidas, un beso a la señora elegante abuela de innumerables chiquillos, o solo de dos pero que tiene fotos de ellos como de una vida.
Vas al vagón de equipaje, coges tu mochila y el mozo te dice mira que venir a Pamplona con el calor que hace, mejor ir a San Sebastián que es más fresco y tiene mar. Una sonrisa, una carcajada reprimida. Mochila a la espalda, y sales de la estación, de la sombra protectora.
Pamplona que luz, que ciudad, que calor, porque no nos habremos ido a San Sebastián, que es más verde, más fresco y tiene mar.