Chinchón, villa medieval, cocina sin florituras pero siempre buena, calles con ecos de pasado, sonido de risas del presente.
Caminito del vermut, hacia la plaza
Decir Chinchon es decir mesón y en sus mesones la comida es rotunda y sencilla. Es comida de Castilla, recia pero honesta, su pan es blanco, su vino del color de la sangre vertida en 1000 guerras
Estrechas callejas, que protegen del viento y el frio del invierno. Callejas que dan sombra y ocultan rincones en el torrido verano, pasos lejanos; algunos quedos otros impetuosos, amores y riñas. Ese es Chinchón, mil caras, mil cielos, mil mesones, mil maneras de mirarlo y de verlo.
En Chinchón como en casi todos los pueblos todos los caminos llevan a la plaza y la plaza rodeada de balcones era el mentidero, la reunión de comadres, el mercado... Vamos el salón de la casa o la cocina si la charla era mas intima
Y en cada puerta una aldaba, siempre esperando que llames, porque sus gentes como su ciudad siempre están dispuestas a abrirse para ti. Si puedes ve. Si puedes piérdete por sus calles y sus sabores, por su azul del cielo, por su empedrado suelo, por sus centenarias casas.
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