miércoles, 17 de febrero de 2010

Hoy no me quiero levantar

Hay días que uno no debería levantarse, días que no te llevan a ningún sitio, que no te aportan nada, días negros, no por el color sino por el estado de animo, hay días que se pueden cambiar, que se deben de pasar rápidamente, pero esos días a veces suelen ser días eternos, o esa sensación te llena el espíritu.

Son días en que el peso de una pluma es una carga imposible de llevar, que deseas dejar que tus ojos se conviertan en un manantial de lagrimas, pero que sabes que eso seria darte por vencido, entonces te levantas, cansado muy cansado, tomas tu macuto cargado con todo tus preocupaciones, anhelos, decepciones, alegrías, fallos y aciertos. Notas en tu espalda un peso tan abrumador, tan desproporcionado, tan excesivo. Que te sientes tentado de tirarlo, de abandonar todo, pero aunque sea lo que menos pesa siempre está en el fondo las sonrisas, las lagrimas de alegría, el amor, los triunfos, los amigos.

Pones todo en una balanza, el abrumador peso de todas las cargas, y la levedad de una sonrisa, y ¿sabes?, la balanza sigue inclinándose hacia ese recuerdo de una sonrisa. Eso te da toda la fuerza sobrehumana que necesitas para seguir adelante.
Hoy no me quiero levantar, mi humor es de perros, lo noto, se que mis reacciones puede que no sean todo lo educadas que deberían ser, hoy solo deseo mirar a lo lejos. Lejos en la distancia y en el tiempo, mirar con los ojos cerrados. Mirar atreves del techo blanco de mi habitación, buscando una señal que haga que me eleve hacia un cielo que no sea gris. Vuelo entre nubes sucias y mojadas por infinitas gotas limpias.
Al final el gris se convierte en un leve azul, la mortecina luz en deslumbrante y dorada claridad, se que el tiempo es como un anillo, vacío en su interior, pero un circulo sin fin, repetitivo, recurrente, a veces atormentado.

Hoy ya me he levantado, he encendido el ordenador y he decidido que mis dedos jueguen con las teclas, les he dejado que libremente como siempre se dirijan hacia las teclas más queridas por ellos, hacia la desgastada s, o la manida t. Muy bien no se donde acabara el día, pero al menos el ejercicio de escribir, de levantarme, hace que pueda afrontarlo, que una llama pequeña de esperanza me haga confiar que en que hoy puede ser un gran día. Mirare otra vez el vaso medio lleno y seré optimista. Dejare la calle de la melancolía, y buscare al ladro del mes de Abril. Se nota que de pirata he pasado a señor vestido de gris como la ciudad. Pero siempre me queda el arcoíris de mis sueños.

2 comentarios:

  1. AUNQUE PESES DOS VECES NO TE SALEN LAS CUENTAS
    SIEMPRE SALES PERDIENDO UN SALUDO

    ResponderEliminar
  2. ha por cierto se me olvidaba la foto preciosa

    ResponderEliminar