lunes, 7 de diciembre de 2009

Cuando el tiempo nos alcanza

Hace tiempo cuando era un niño pequeño, siempre vivía por adelantado, creo que como casi todos cuando éramos unos críos. El día de tu cumpleaños piensas en el del año que viene, que te regalaran.

En las vacaciones de Navidad, piensas en las de semana santa, y cuando llegan estas en las de verano, y nada más ponerte el bañador y estar en la playa, en las Navidades y las fiestas, en el frío y la nieve que vendrá.

Conforme vamos creciendo seguimos viviendo por adelantado, pero el tiempo se acerca mas, cuando llega el sábado, y estas con tus amigo con tu chavala, en fin muy a gusto, ya estas pensando en que harás el sábado que viene, donde iras. Vamos intentando escapar del tiempo.

Creces, formas una familia o ¡no!, pero creces eso es incuestionable. Creces en años, en altura, en kilos, en responsabilidades, e intentas seguir por delante del tiempo, piensas en pasado mañana, en mañana, pero ya ves que el tiempo te alcanza.

Llega un momento, a unos antes que a otro, que corres al lado del tiempo, que no quieres mirar al mañana, porque te das cuenta que lo que importa es el hoy, el momento, que no decides lo que harás, sino lo que haces. Entonces te das cuenta que el tiempo terminara adelantándote.

¿Sabes cuando te ha adelantado el tiempo? Una pregunta que si no sabes responder, es porque aun no lo ha hecho. A mi ya me adelanto hace tiempo, el día que note como en vez de dirigir mi tiempo, el me arrastraba, el día que descubrí en mi pensamiento un recuerdo y que pensé si hubiese echo eso de otra manera.

Cuando el tiempo te adelanta, siempre intesta alcanzarlo, pero después de cansarte en hacer esprines, descubres que ya es inalcanzable, decides vivir el presente, aprovechar el pasado, no planificar el futuro.

Al final pierdes el tiempo, que creo que es lo que muchas veces me ocurre a mí, pero lo pierdes a gusto, sin importarte en que puesto llegaras a la meta. Es cuando empiezas a burlarlo, a ralentizarlo, a darte cuenta de que los instantes que vives son eternos si sabes ver su lado positivo.
Entonces descubres que la vida no es cuestión de horas, de minutos, de segundos. Es cuestión de sentimientos, de intensidad, de sensaciones.

Por eso si el tiempo os alcanza, si os supera, si lo perdéis. Pensad que habéis ganado la carrera. Que la meta es el final y el camino que recorres lo puedes hacer andando y parándote donde creas que hay mas sombra o mas luz, bebiendo del manantial de la vida in miedo al flato por haber corrido deprisa sin respirar.

Y ahora me voy ver llover, que se que el tiempo corre para no mojarse.
A mi me gusta esa agua que me limpia y purifica.
De Paisajes

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