viernes, 11 de diciembre de 2009

Arena y seda

Como un barco de vela mi mano a tu cuerpo llego,
como a una isla inexplorada.
En la ensenada de tu vientre desembarcó,
la arena blanca de tu piel fue lo primero que note.

Con el miedo de lo nunca sentido,
por tu cuerpo desconocido fue avanzando.
Recorriendo la cordillera de tus senos,
mirándose en lo profundo de los lagos de tus ojos.

Se atrevió a enredarse en tu pubis
Quedo perdida en el acantilado de la seda de tus piernas
Se embriago con el manantial de tu sexo

Una vida llevaría conocer los senderos de tu cuerpo
Déjame dibujarlo con mi mano en tu espalda desnuda
Cubre mi cuerpo con el recuerdo del tuyo

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