miércoles, 23 de diciembre de 2009

El camino del rio

Hoy estoy parado en una bifurcación, el camino que baja hacia el río, me atrae, esta bien cuidado, no se ven zarzas, no tiene baches en su firme, la pendiente es suave, el paisaje relajante, pero es paisaje aunque bonito ya lo he visto muchas veces. El otro el que corre por la ladera, entre riscos, piedras, arboles sueltos, tiene peor aspecto, rocas y baches, una cuesta pronunciada con una cuesta que se pierde entre dos rocas majestuosas, la vegetación invade sin consideración el terreno mal desbrozado del camino. Me atrae lo que encontrare tras las rocas.

El camino es como la vida, tendemos a coger el camino fácil, rehuimos el camino difícil, aunque sepamos que tras el horizonte siempre encontraras por el fácil, la misma llanura. Lo sencillo a veces es lo mas complicado, porque la carga de ese camino ya la conoces, sabes su peso, sabes sus cuestas, sus paisajes mil veces recorridos. Y la monotonía al final hace que acampes y te instales al borde del camino, dejes tu mochila, tu bastón y en vez de ver nuevos caminos. Te sientas en la puerta a ver nuevos viajeros, a suplicar que te cuenten nuevos paisajes.

Todavía creo que no es mi tiempo de acampar, aun quiero ser yo el que cuente los nuevos horizontes, aun soporto el paseo con el peso del camino conocido, también hay sorpresas en ese camino. No de paisaje, pero si de personajes.
Aun dudo, mis reflexiones me hacen sentir la inquietud de dejarme seducir, de volver a levantarme e iniciar mi deambular, sin un rumbo fijo, a la espera de nuevas sorpresas, la lluvia moja mi cara, mi cuerpo, cala mis huesos. Siento nostalgia. Eso cala más que el agua.

Pienso en voz alta, porque no, hoy bajemos por el río, sentemos un rato a contar los nuevos parajes, los ríos vadeados, los barrancos saltados. Calentarnos juntos en la lumbre, oír los relatos de ese extraño de sus parajes, de sus ríos de sus amaneceres. Compartir mis escasas viandas con su caldo caliente que cuelga de una olla de hierro viejo sobre la chimenea de piedra. Dejar pasar el tiempo, dejarle que te adelante de nuevo.

Hoy me sentare y descansare, pensando en acometer mañana un nuevo camino, saliéndome del sendero fácil, iniciando la escalada hacia el otro lado de la montaña, siguiendo al sol, en su huida continua.
Mañana, hoy queda muy lejana mañana.
Hoy quiero sentir como se seca mi ropa, mi cuerpo, mis huesos.
Mi melancolía.

2 comentarios:

  1. como ves estoy leyendo lo que escribes todos los dias felices fiestas

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  2. Muchas gracias por tu tiempo, espero que si algo no te gusta me lo digas. Que las fiestas te sean propicias, así como el año que se acerca.

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