martes, 22 de diciembre de 2009

La mañana que todo empieza

Hoy es el día, salto de la cama enfundado en un pijama de invierno de mil colores, descalzo corro a la cama de mis padres. Tiro de ellos.” deprisa, deprisa”, voy al salón, me siento en cuclillas ante la pantalla de la televisión esperando después de pulsar el botón de encendido que se caliente el tubo de imagen y broten las imágenes maravillosas en blanco y negro.

Solo se ve la carta de ajuste, y música rollo de iglesias, son los primeros compases que hacían que un niño supiese que hoy empezaba todo. Tu madre se acerca a ti, con las zapatillas de felpa, te las pone en los pies desnudos, la bata, y un cojín. Oyes sin escuchar: Pedro aun es muy temprano ven a la cama con nosotros, te prometo que cuando empiece papa te llama.

Te metes en la cama entre tus padres, preguntando cada 30 segundos cuanto falta, tu padre cada 30 segundos te contesta 5 minutos, tu no te lo crees, porque aunque no sabes aun contar bien, si sabes que son los mismo 5 minutos que te han dicho hace 5 veces, y eso no puede ser. Al final tras la 10 vez que le preguntas a tu padre, ya cansado se levanta, y te lleva en brazos al salón, te sienta en sus rodillas esperando que la televisión se vuelva a encender. El sonido de la electricidad, y el color blanco de la pantalla da paso a un montón de seres que se mueven por un escenario. Tú aplaudes por ese ballet sincronizado, esperas ansioso. Mientras Mama en la cocina, calienta en el cazo de porcelana rojo ingles, con interior azul con puntitos, “lo ultimo del menaje para la mujer moderna”, la leche para mi cacao, para el café (que no era café, era malta tostada), Pone la sartén con un poco de aceite y fríe los picatostes. ¡Ese olor a pan frito!

En la televisión después de una letanía de comprobaciones, De normas que eran inteligibles para mi pequeño entendimiento, veo aparecer el objeto de mis deseos, de mi ilusión de niño, el símbolo del inicio de todo. Una lluvia de tintineos, luego otra como un pequeño chaparrón, después el sonido de mil canicas. Y el canturreo arrullador, el soniquete cansino, el continuo, preguntar a Papa: ¿es el tuyo? La sonrisa que el ocultaba, La sonrisa de mi madre con la bandeja de vasos humeantes de cristal irrompible, el plato de picatostes con azúcar por encima. Mi cara que imagino, ahora después de ver la de mis hijos.

Lo importante no era la lotería, lo importante era que habían empezado las fiestas, de los dulces, de los regalos, de ver a los primos, abuelos, de los deseos, la carta a los reyes magos, el portarse bien(al menos un poco mejor) La edad de la inocencia, la edad de la ilusión, corrían paralelas al sonido de los niños vestidos de negro y gris, paralelos al sonido como una nana que hacia que terminase dormido en los brazos de mi padre. Que hacia que me despertase con el sonido del premio gordo. Aunque a mi realmente ya no me importaba la lotería.

Hoy miro desde la distancia de los años aquellas Navidades Felices. No eran blancas navidades, casi nunca te traían los reyes lo que habías pedido, no había mesas repletas de marisco, ni de jabugo, pero había ilusión a raudales, había amor, había deseos reales. Todo como dije antes pasa, queda el destello de esa ilusión cuando tus hijos son pequeños, pero en cuanto la magia desaparece solo esperas que las fiestas pasen. Tal vez esperando a que llegue el momento de ser abuelo, y tener de nuevo en tus rodillas un 22 de diciembre un pequeñajo que se quede dormido como tu hiciste hace tanto tiempo. Volver a verte en aquel proyecto de hombre o mujer minúsculo. Recordar, el aroma del cacao y los picatostes.

Y poder desear a todos de corazón Felices Fiestas que el espíritu de nuestra niñez nos invada, que dejemos a un lado el dolor de los seres queridos que ya no están en persona, pero si en nosotros, que dejemos pasar el presente para vivir en el pasado un futuro mejor, ese futuro que todos recordamos, que todos añoramos. El futuro que soñamos a los 6 años.

Besos a todos, Felices fiestas.

2 comentarios:

  1. Tienes razón, la ilusión no la debiéramos perder, debiera ser como la de cuando eras niño... pero qué difícil es mantenerla al ser adulto!
    Ahora todo es pura hipocresía...
    Estamos de paso en ésta vida tan corta... y no pensamos mas que en hacernos daño!!!
    El que ayer te clavaba un puñal, hoy te desea felices fiestas...

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  2. Pero lo bonito de la vida, es poder sentir, y aunque sea la puñalada y después la mano, al menos sabemos que estamos vivos. También aprendemos a reconocer al hipócrita y lo toleramos, porque sin ellos no podríamos apreciar la verdadera bondad, o la verdadera amistad

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